lunes, 28 de diciembre de 2020

El olivo


 Quisieron plantar un olivo como signo de la fraternidad que debe reinar entre nosotros. Como el olivo que trae la paloma de la paz. Como aquél que fue llevado al Arca de Noé tras el Diluvio. Fue a partir de un desgraciado suceso en el que un muchacho de diecinueve años perdió la vida a golpes que le propinaron otros tres jóvenes de forma salvaje. Para ello, para el olivo, hicieron y habilitaron una pequeña plaza a la que dieron el nombre sabio de Plaza de la No Violencia. Bajo el olivo unas sentidas palabras recuerdan al joven, a nuestro joven, muerto....

viernes, 25 de diciembre de 2020

La muela

 

Hemos encontrado una muela en la trasera de nuestro Hospital Universitario Doctor Negrín. Es una pieza grande que nos hace pensar que quien la llevaba era un hombre alto y fuerte, posiblemente un gigante. Está limpia al haber recibido aguas de lluvias y los rocíos de las mañanas, y no tiene restos sanguinolentos visibles. Es, por otra parte, una muela bonita, de color blanco, con cortes bien definidos. Nos paramos junto a ella. Destaca en lugar privilegiado de colores verde de césped y rojo de flores de Pascua.

Damos vueltas  a su alrededor intentando averiguar quien fue su propietario. Pensamos que, muy probablemente fue un paciente que vino en busca de cura de su boca dolorida sin percatarse de que la Seguridad Social no cubre las molestias de la dentadura en jóvenes ni en mayores. Ni mucho menos en gente tan grande como nuestro gigante. 
 

sábado, 19 de diciembre de 2020

Error


De día parece un error y de noche un adefesio. No sabemos con qué quedarnos, si con lo malo o con lo peor. Lo malo es que es un feo que tiene la Ciudad en un edificio importante cual es el Conservatorio Profesional de Música, y el error, fue cometido (y que nos perdonen los responsables) por los arquitectos que diseñaron y firmaron los planos del edificio. Nos gustaría saber si una razón, poderosa y entendible, obligó a hacer este socavón vertical en la pared que da a la calle General Bravo, frente a las Domínicas, para poner en él un 'algo' con forma de arco, sin salida ni entrada ni cosa que se le parezca. Hoy, este arco sirve para que los amigos de los grafitis se animen a escribir mensajes. Y es posible que el hueco sirva de evacuatorio para alguien apurado. Pensamos y nos preguntamos: ¿Alguna autoridad será capaz de tomar cartas en el asunto y obligar a que se arregle o se disimule tal perfecto desaguisado? La pregunta queda flotando en el aire con las notas musicales que parten volando desde las aulas del sabio conservatorio que no merece tal despropósito ornamental. 

viernes, 11 de diciembre de 2020

Parterre


Hay un parterre, más bien pequeño que grande, en la Avenida de Las Canteras. Este pequeñísimo jardín sin flores, muy posiblemente pase desapercibido para la mayoría de los paseantes. A fuer de verlo, ni se ve. Nosotros nos paramos para mirarlo y no por el parterre en si sino por las esbeltas diez palmeras que están en su interior. No son palmeras canarias; no son ejemplares de nuestras esbeltas Phoenix Canariensis y sin embargo son palmeras que se elevan con gracia también hacia el cielo. Precioso conjunto que si fuera de flores recibiría los elogios de nativos y forasteros. Pero ahí están ellas, tal vez olvidadas, diciéndonos: "somos libres y fuertes, somos hermosas y somos un portento". Y tienen razón pues se elevan en el pequeño parterre desafiando al mar y a los vientos.    

lunes, 7 de diciembre de 2020

La perrachica


Teníamos la perra chica, la perra grande, el real y la peseta. Luego nos vendría la media peseta y no sabemos de cuándo era el duro y los billetes de veinticinco, de cincuenta y de cien pesetas. Éstos, los "canelos", que era como llamábamos a los veinte duros, venían con la efigie de Pérez Galdós, de algún afamado músico o poeta o con la mujer morena que pintó Julio Romero de Torres. Tenían un claro valor material pero más aún tenía el valor de aquello que se ansía tener y nunca se consigue. Era nuestro dinero de entonces. Querido y escaso dinero. Nos acordamos de ello ayer, al toparnos con el letrero de un restaurante cerrado en una calle medio céntrica: "La perrachica" decía. Y este nombre nos trajo recuerdos de nuestra adorada niñez y primera juventud.  

martes, 1 de diciembre de 2020

Simetría


Sentados en uno de los bancos que en la calle Triana permite el descanso al sol de tantos jubilados, paseamos nuestra mirada por las fachadas de las casas que enfrente tenemos. En una de ella nos llama la atención cuatro banderolas que en vertical nos dicen: "Bellini 100 años". Nos quedamos atónitos pues no suponíamos que una empresa familiar que no era de ropa ni de calzados pudiera aguantar tanto tiempo en la calle Mayor de nuestra ciudad. Y entre atónitos y asombrados nos pusimos a apreciar la simetría que teníamos delante de nuestros ojos. Se trata de una casa de tres plantas. En la primera se abren tres huecos de puertas, dos de ellos hoy ocupados por una entidad bancaria, y un tercero que es el zaguán por el que se accede a los pisos superiores. En estos, en los dos pisos superiores advertimos tres graciosas ventanas en cada uno, enmarcadas, al igual que las puertas de abajo, con piedra noble. En las ventanas centrales vemos balcones de hierro forjado y también en los bajos de las otras. Los cristales relucen ataviados con el sol del mediodía. Y arriba, en la parte más alta, una hilera de pequeñas columnatas y una terminación preciosa, también de nuestra piedra azul de cantería. Linda casa para unas bandoleras que nos hablan de cien años que parecen que no han sido nada.  

viernes, 27 de noviembre de 2020

En el escaparate

En el "escaparate" de la Casa Palacio del Cabildo Insular de Gran Canaria podemos ver en estos días una excelente muestra que nos viene de la mano de alumnos de fotografía de un centro del que no teníamos noticia. La han puesto, seguramente, por el Día Contra la Violencia Machista. Si interesantes son las fotos, más interesantes son aún, si cabe, los escritos que las acompañan. Son cuatro o cinco paneles los que están expuestos y en ellos, fotos y palabras, nos hablan de muchas cosas: del esfuerzo que han de hacer las mujeres en el deporte para que se les reconozcan sus méritos; de lo que han de sufrir para que sus ropas y modales no sean motivo para que el hombre las consideren en menos; de los micromachismos; también, de los negocios del cuerpo, entendidos éstos en el abuso que se ejerce hacia la mujer instándolas a tener unas siluetas perfectas mientras se les ofrecen, de forma subliminal en el comercio, productos cada vez más insinuantes, para todo lo contrario.

Interesante exposición digna de ser tenida en cuenta.  



domingo, 22 de noviembre de 2020

Moda


Se suele decir que la moda no incomoda. Se dice y es una verdad que podemos constatar con poco que miremos a nuestro alrededor si estamos rodeados, sobre todo, de señoras. La moda no incomoda. Lo que no nos habíamos dado cuenta es que además la moda puede ayudarnos a alargar la vida. Al menos, a aprovecharla superbién pues como dice el mensaje encontrado en un comercio de nuestra ciudad "la vida es muy corta para usar ropa aburrida". Con lo cual estamos totalmente de acuerdo. Vivamos alegres con cosas alegres. Alegrémosnos usando ropas alegres que de esa forma, además y por descontado, alegraremos también la vida de quienes nos vean. Dejemos atrás las ropas tristes y aburridas. Y brindemos por ellas.    

jueves, 19 de noviembre de 2020

Animalitos

 

En la puerta del que fuera durante muchos años establecimiento relevante en Triana, la Casa Metharan, cerrado desde hace un tiempo, hemos visto cuatro perrillos que más parecían figuras graciosas. Salvo unas movidas de sus orejas o, quizás, de sus cabezas, no se movían. De hecho no se movían ni un ápice de donde la suerte les había tocado estar en la mañana calurosa de este raro noviembre. Mientras, en la acera de enfrente, un hombre, sentado en uno de los bancos estaba abstraído en el cuadro que pintaba o en los cuadros que mostraba. El hombre, el pintor, era el dueño, o el amigo, o al menos el paseante, de los cuatro animalitos. Los hemos visto otras veces, a hombre y perros, normalmente cuatro diminutos perrillos cogidos unos a otros por una correa que los unen. ¿Qué sentirán los animalitos que, en el tiempo que están en Triana, son tan sólo figuras preciosas sin juegos, sin ladridos, sin caricias...? No podemos saberlo. Es natural que por ello sintamos, cuando nos los encontramos, una ternura fraternal. 


lunes, 16 de noviembre de 2020

De feria



En el Parque de San Telmo hemos visto unas pocas casetas de feria, aún cerradas. En Triana, las guirnaldas que no falten; ya las están instalando de lado a lado de la calle con sus bombillas -ahora leds- todavía apagadas, esperando al gran día de la inauguración. Junto a las bombillas, unas ramas que, a falta de abetos, son de pino, artificiales, creemos. En la misma calle Mayor, los carritos con los consabidos chuches que encantan a los más pequeños: globos con forma de muñecos Disney, chupas de caramelos, 'algodón' de azúcar y chucherías varias, junto a los pocos puestos de castañas asadas que aún humean y dan olor a rico alimento. Se acerca la Navidad y todo ha de estar dispuesto para celebrar un año más el Nacimiento del Niño Dios. Este año con las limitaciones a que nos obliga la pandemia, con una alegría un tanto forzada con regusto a malestar de barriga. Se acerca la Navidad y todos nos preparamos para cantar el Venite Adoremus de nuestra niñez. 

lunes, 9 de noviembre de 2020

Travieso


En la calle Travieso hemos encontrado un bazar al que llaman Travieso. También una tienda con comidas y otras cosas para animales y un tercer comercio que no recordamos, qué llevan tal nombre. Después de reírnos un poco por los nombres de los establecimientos y considerando que son muy oportunos nos hizo pensar en quien fue el hombre ¿quizás mujer? que habiendo vivido antes que nosotros por aquí le dio su apellido a la calle. ¿Qué tal de travieso fue el tal señor o la tal señora Travieso? ¿O más bien, era -fue- tan sólo un/una pequeño/a mataperro? 

sábado, 31 de octubre de 2020

El túnel



Tamaraceite y Tenoya eran los dos lugares habitados de cierta importancia que encontrábamos cuando por la carretera del Norte nos disponíamos a ir a Arucas, o a Firgas o a Moya, a  Guía o a Gáldar, o a Agaete. Ir a San Nicolás de Tolentino, como se llamaba entonces la Aldea era cosa de conductores más atrevidos que nosotros. Ambos pueblos eran eminentemente agrícolas. De Tamaraceite nos acordamos que en él -a su salida- podíamos tomar la carretera de Teror. De Tenoya, nos acordamos, cómo no, de su túnel. Del túnel de Tenoya. Sin luz en sus primeros años, con luz mortecina luego, y con un sistema de semáforos más tarde cuando ya no era suficiente las buenas mañas de quienes querían entrar por uno o por otro lado según subieran o bajaran hacia o de Arucas. Hoy el túnel está inhabilitado para la circulación de vehículos pero sí permite el paso bajo él de ciclistas o de caminantes que, como nosotros, añoramos su pasado, por pasado, hermoso.


lunes, 19 de octubre de 2020

De huevos


 Una imagen vale más que mil palabras, nos dicen. Y debe ser verdad como todo aquello que se repite muchísimas veces. Mas no siempre, pensamos nosotros, mientras leemos el cartel anunciador de esta cervecería que hemos encontrado en la calle Mendizábal en el mismísimo corazón de Vegueta. La imagen del cartel está muy bien -el pollito tan lindo- pero se hubiera quedado sin sentido sin las palabras que le acompañan: "echarle huevos". Echarle huevos al asunto. Echarle ganas a la cerveza y a la tapita y a cualquier vianda que a ésta le acompañe... Nos hizo recordar este mensaje (ustedes perdonen) aquellas palabras que pronunció off de record aquel presidente del Congreso en bendita sea la hora: "Manda huevos". Manda huevos, dijo. Palabras rotundas que han quedado tal cual para la pequeña historia. Dos palabras -si  no una- valen más que cualquier cosa. Creemos. 

domingo, 18 de octubre de 2020

La Paloma


Pasamos por la plaza de Colón camino de la Plazuela, y, como siempre, nos detenemos a admirar la magnífica columna de mármol que sustenta la cabeza del Almirante de la Mar Océana. Como estamos casi debajo tenemos que girar bien el cuello hacia atrás para poder admirar en toda su longitud el conjunto. Es una bella obra que nació de la mano de un escultor italiano y que la ciudad de Las Palmas mandó colocar en este sitio en 1892. Hoy hemos visto (y otras muchas veces también) una paloma que está aposada en lo más alto del todo sobre los pelos ensortijados del gran marino. Y nos da por pensar que esta paloma (¿siempre la misma?) es la reencarnación  de aquel pájaro que seguramente vio Rodrigo de Triana poco antes de dar su jubiloso grito de "tierra, tierra" subido en el carajo de la Pinta, en aquella mañana jubilosa del descubrimiento de América en 1492.

miércoles, 14 de octubre de 2020

En la barandilla


En la barandilla, la bicicleta. La vemos, y llevamos nuestra mirada más allá queriendo abarcar el horizonte. Pero no nos es posible. La bicicleta allí quieta, amarrada, nos amarra a su vez. Sin perderla de visa miramos a la arena y al agua tratando de encontrar entre los pocos bañistas a su dueño. Él, o ella, estará dándose un chapuzón pues el día, aun sin sol, se presta a ello, pensamos. Luego, él, ella, la soltará, la llevará de mano hasta la calle más cercana y montado o montada en ella desaparecerá y la bicicleta rodará suavemente llevando con ella a través de la ciudad la brisa del mar. 
  

miércoles, 7 de octubre de 2020

Don Benito


A Don Benito, a nuestro querido don Benito Pérez Galdós, al grande entre los grandes de la literatura universal, al autor de novelas aclamadas y teatro con denuncia, al narrador de los Episodios Nacionales, al creador de tantísimos personajes... la pandemia le ha venido a jugar una mala pasada. Justo el año en que se cumple el centenario de su muerte -murió el 4 de enero de 1920- viene la Covid19 de marras y deja sin lustre aquellos actos tan merecidos que se celebran en su ciudad de nacimiento. Por ello es de agradecer la colocación de unas grandes fotografías en el frontis de la Biblioteca Insular de Gran Canaria que nos lleva a su recuerdo.

domingo, 4 de octubre de 2020

Un poema

En una calle estrecha de nuestro barrio de Triana hemos encontrado, escrito cual grafiti en una pared, un poema que canta así:

no se me va a pasar el tren,

porque en realidad soy de vuelos,

y si espero un poco más

será por alguien que también conozca de cielos

y se atreva a volar conmigo. 

Nos gustó este detalle y se lo hemos traído a ustedes para que lo disfruten. Al poeta, nuestras felicitaciones y nuestros mejores deseos.

jueves, 24 de septiembre de 2020

Besos

 Hay besos y besos. Besos largos y besos cortos, intensos unos y desganados otros; de esposos, de amantes, de padre y de madre, de amigo y hermano. De boca a boca y tan sólo con las mejillas casi como un chasquido. Hay besos que se dan de forma voluntaria y otros que son robados. Hay besos y besos. Están los besos de amor y los que son ósculos de la paz. Lo que no sabíamos es que había besos obligatorios y reglamentados. Hasta hace unos días en que vimos en una parada de guaguas (para autobús escolar) la norma que dice "besa y baja". Y nos quedamos alelados.

viernes, 11 de septiembre de 2020

Néstor

Nuestro querido Néstor, nuestro magnífico pintor, merece todos nuestros respetos. Los de la ciudadanía, por supuesto, y, por encima de ella o entre ella, los del Ayuntamiento capitalino. Por ello fue buena y oportuna la decisión de colocar en el frontis del Teatro Pérez Galdós -que cuenta con pinturas destacadas de su genio y de su ingenio- una placa en su honor. Lo que no esperábamos es que la dicha placa fuese una calamidad, pues sólo es, al parecer, dos trozos de metacrilato con un papel en medio. Por ello, si en su día se colocó nueva y flamante en su honor, hoy en día desmerece su memoria pues el solajero y otros elementos se han ocupado de ennegrecer lo escrito y difícilmente podemos leer el nombre completo de Néstor Martín Fernández de la Torre. Pensamos que ya es hora de que el Ayuntamiento sustituya la placa con otra más duradera y más acorde con la valía de nuestro afamado Néstor.  

jueves, 27 de agosto de 2020

Vía Crucis





 En las iglesias de nuestra ciudad e isla y suponemos que en todas las del archipiélago canario o, más bien aún, en todas las del orbe cristiano, podemos encontrar en sus paredes unas cruces o unas imágenes en recuerdo del camino que Jesús siguió hasta el Gólgota, de su Crucifixión y posterior bajada de la Cruz y enterramiento. Son las catorce estaciones que forman lo que llamamos Vía Crucis. Nosotros, casi siempre, cuando entramos a una iglesia nos da por mirar a las paredes cercanas en busca de tales muestras de fervor religioso. A veces encontramos tan sólo las catorce cruces separadas unas de otras, a igual altura, otras veces las cruces están numeradas en números romanos para indicarnos en qué estación estamos; no es raro encontrar pinturas o litografías con las imágenes que quieren que nos llegue al corazón y, muchas veces, son pequeñas obras de arte los grabados que nos son mostrados. Así, viéndolas, vamos avanzando en el camino del sufrimiento del Señor. 

Hace unas semanas, en el día del santo Lorenzo, fuimos a su bonita iglesia en el pueblo del que es patrón. Y allí, además de bellas columnas, imagineria apropiada y retablo digno, vimos un víacrucis que nos llamó la atención pues cada uno de sus cuadros era una preciosa representación en relieve de los distintos pasos. Digno remate a una iglesia que muy bien pudo haber sido la catedral de la diócesis de Canarias en tiempos ya lejanos.

  

martes, 11 de agosto de 2020

El dominó

 

El dómino, o dominó,  es un juego de mesa que requiere para ser bien jugado de un porcentaje elevado del manejo de los números, aunque no tanto como el ajedrez, su hermano mayor, que sin las matemáticas se queda en nada. O eso nos parece. Por ello, el otro día cuando dando un paseo por el barrio de Las Rehoyas vimos un letrero (junto al que tiene el nombre del local) que tenía tres fichas del juego y la palabra domino bien visible, nos dio por pensar en las bondades del lugar. Pensamos que ahí podrían jugar los aficionados que no pudieran desplazarse al Parque de Santa Catalina en donde partidas de dominó y de otros juegos de mesa se celebran diariamente. Es un bar, creemos, que puede contar con buenos amigos. Seguro que se le merece.

sábado, 8 de agosto de 2020

Lomo de la Cruz


Desde el "Hoyo", en San Telmo, y desde el Intercambiador en Santa Catalina parten guaguas que llegan al Lomo de la Cruz, según habíamos leido. Son los tres puntos, vértices de un triángulo escaleno que se proyecta sobre la superficie de nuestra Ciudad, de Las Palmas. Ello movió nuestra curiosidad hasta hacernos ir a tal sitio para averiguar dónde se encontraba y qué podíamos ver en él.  Así que, en una guagua nos fuimos y tras atravesar otros barrios llegamos a un punto alto con una hermosa perspéctiva, por donde la circunvalación, a nuestros pies, se abre al tráfico rodado, en la que casas de buena construcción nos recibió. Era -es- una urbanización que en nada se parece a otras de viviendas en bloques con puertas y ventanas alineadas, ni tampoco un conglomerado de casas de autoconstrucción con los muros sin encalar que afean en otros sitios el paisaje insular. Nos pareció más bien una pequeña ciudad jardín en los extrarradios del municipio. Y como era de esperar, allí, donde las guaguas tienen su parada final, encontramos la cruz que da nombre al Lomo. Sobre un pedestal sin más adornos que unas flores hechas con garrafas de agua de las de plástico, bien cortadas, lindas margaritas, quizás, está la Cruz del Señor majestuosamente instalada.

 

sábado, 1 de agosto de 2020

Atlantes

Encontramos en uno de los muros del CEIP Atlántida un bonito y bien acabado dibujo de esos que artistas callejeros hacen allá en donde encuentren una buena pared. Es éste un grafiti que demuestra inteligencia y finura y no sabemos qué grado de paciencia. Se nos muestra en él tres caras. O mejor, tres veces la misma cara. ¿Quiénes son o quién es el retratado? ¿Qqué quiere decirnos? ¿Qué trata de comunicarnos? Cara alargada y ojos claros y brillantes. Bigote espeso y barbita bien cuidada. Pensamos que, tal vez, para los alumnos de este Colegio de Educación Infantil y Primaria este hombre, que dice algo en su cachucha bien calada, pudiera ser uno de aquellos atlantes que en tiempos mitológicos vivieron antes quw nosotros por estos andurriales.

lunes, 27 de julio de 2020

Paracas

Entre los años 60 y 70 del pasado siglo hubo en Las Palmas una presencia de las banderas I y II de Paracaidistas. Las Roger de Flor y Roger de Lauria si no recordamos mal. Aquí estuvieron los "paracas" como amistosamente los llamábamos y aquí muchos de ellos echaron raíces. Así no es de extrañar que en el Parque de Las Rehoyas, (en cuyos terrenos de entonces estuvo su acuartelamiento) hayamos encontrado una placa que recuerda aquellos tiempos. La placa reza: "A la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria con gratitud y cariño. Los veteranos paracaidistas de Canarias. VE.PA.CAN. 1 de diciembre de 2003." Bien está que estos veteranos agradezcan a la ciudad su acogimiento. Pensamos que, a cambio, no estaría de más que la Ciudad agradezca a su vez a los Paracaidistas, y a los legionarios, que también por aquí estuvieron -al Ejército en suma- su presencia, pues sin ellos, lo que hoy es un magnífico parque (pulmón de la ciudad en estos barrios que lo circundan) serían tan sólo un conglomerado más de casas y de cemento.       

lunes, 20 de julio de 2020

Buganvilla

Recordamos las buganvillas de pequeños. Nos llamaban la atención estas enredaderas trepadoras que veíamos a menudo en los más dispares sitios: en un parque, en un solar, en el frontis de una casa terrera. Las recordamos de tres colores: el blanco, el rojo, y otro que ahora no sabemos nombrar. La que hemos visto esta mañana, en un barrio cercano en nuestras pesquisas mañaneras, era de color rojo intenso. O nos lo parecía. Casi se nos escapa la buganvilla pues estábamos sentados en un banco en espera de la guagua y no nos habíamos dado cuenta de que ella estaba a nuestro alcance. Un poco más tarde, al girar la cabeza, la vimos allí dispuesta a enseñarnos su belleza. Era linda y bien enramada. Nos dio que al encontrarla habíamos llenado el día con satisfacciones plenas.

jueves, 16 de julio de 2020

Machangos

Como recuerdo de la covid19 (que aun está con nosotros) quedan en el suelo de la Avenida de Las Canteras unos machangos que tuvo a bien mandar a poner o a pintar el Ayuntamiento capitalino para decirnos, con amor de padre, por donde debíamos caminar: "De acá para allá por dentro; de allá para acá, por fuera". nos vinieron a decir. Los dichos machangos cumplieron bien su trabajo y así unos paseábamos junto a las barandillas que nos separan de la arena y los otros pegaditos a las casas. Como era de esperar había quienes no se sabía si iban o si venían. Éstos, lo mismo tropezaban con los que intentaban cumplir con lo aconsejado -yendo cual kamikases por una autopista- o se paraban allí donde les apetecían interrumpiendo el paso. Bien es verdad que eran los menos. Los más cumplíamos, haciéndonos acreedores al premio que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria otorgó al conjunto de la Ciudadanía por su buen comportaamiento en las Fiestas Fundacionales de este año que no pudieron celebrarse por la pandemia. Premio logrado en buena parte gracias a estos simpáticos machangos que traemos hoy a la consideración de ustedes. 

lunes, 13 de julio de 2020

De amarillo

Según los recordamos, siempre han estado pintados de amarillo dos de los edificios más emblemáticos de la Avenida de Las Canteras. Nos referimos al Hospital de San José y al que fue Comandancia de Marina. Ambos están casi juntos y por ello, cuando paseamos con dirección a La puntilla nos parecen, al verlos, que son algo así como un símbolo de nuestra tierra. No en vano están pintados con el color amarillo de nuestro pájaro canario, ese color amarillo que para nosotros tiene un tono tan especial. Desde la arena y desde el mar por esta parte de la playa, que llamamos Playa Grande, podemos también apreciar la finura de los edificios que unen al ya dicho color amarillo el blanco de sus relieves. Imaginamos que también serán visibles desde La Barra. Desde ella, los bañistas que se aventuren hasta allá los pueden tener como referencia y los podrán  poner como santo y seña a la hora de volver a tierra.

sábado, 4 de julio de 2020

Las butacas

Hemos venido al concierto que abre nuestro Teatro Pérez Galdós de nuevo después del paréntesis por el confinamiento del demonio Covid19. El patio de butacas presenta un aspecto extraño. Las butacas que no deben ser usadas -la mayoría- tienen un cartel que así lo indica. Las otras, las menos, aguardan a los espectadores.  Estamos en tiempos raros, no hay duda. Que se lo digan si no a quienes esta noche, sobre el escenario, nos ofrece su arte. ¿Cómo nos verán ellos, a nosotros, criaturas separadas que somos espectadores de este acontecimiento único? ¿Cómo actuarán con un teatro con menos de la mitad del aforo por causas mayores? ¿Sentirán desasosiego, ansiedad, tristeza, desánimo?

Teníamos las entradas desde marzo y el concierto quedó en suspenso como tantos otros en España y en el mundo. Allá en febrero, nos decidimos a comprar las entradas atraídos por el nombre de la artista, Patricia Kraus. Y también porque el título, Pioneras, nos hablaba de un recital de canciones y de cantantes de primera talla de la música de tiempos pasados, de mujeres que abrieron caminos que muchas otras se atrevieron a seguir después.

domingo, 28 de junio de 2020

Las Ramblas de Mesa

A las Ramblas de Mesa y López les faltan un hervor. Nos parece. Entre la pandemia por el coronavirus y las obras de nunca acabar de la remodelación para la metroguagua, las tienen a las pobres a mal traer. Están alicaídas, como sin ánimos, tal como si la pachorra que no caracteriza se hubiera comchabado con una calima perenne para mantenernos amodorrados de por vida. Parece que las pobres Ramblas necesitan de un buen empujón. El tono gris del piso que les han puesto, sin flores, con una especie de quiero y no puedo de césped que se arrastra por el suelo no ayuda en absoluto a luchar contra los muros largos de aquellos edificios que albergando  grandes comercios no les da, precisamente, un tono de alegría al espacio. Para colmo, ya no pasan los coches ni se detienen taxis ni guaguas con pasajeros que suben y bajan. Que subían y bajaban. Hoy todo es horizontal, sin gracia, sin alma. Pobres Ramblas.
   

miércoles, 17 de junio de 2020

Rocódromo

Como si de una copia de nuestro querido Roque Nublo se tratara hay en el lindo y espacioso parque de Las Rehoyas, un rocódromo. Un rocódromo es esa piedra alta, artificial, sinuosa, llena de puntos de apoyo que usan los deportistas cuyo deseo es subir a las alturas. Tal que el Roque Nublo, acerca a quienes suben a él hasta cerca del cielo. O eso nos parece. Lo vimos el otro día en nuestro paseo al parque y nos detuvimos a observar a un grupo pequeño de futuros deportistas que siguiendo las instrucciones de un monitor se atrevían con sus cinchas y sus ganchos a subir un par de metros escalando por la piedra. En una mezcla de habilidad y de fuerza, y de técnica, con el esfuerzo de sus brazos y de entereza, subían los pequeños atletas. 

lunes, 8 de junio de 2020

Las nasas


Al atardecer, las nasas parecían ser una escultura en blanco y negro. Tras ellas la gente pasaba de un lado al otro como sin rumbo. Como figuras incorpóreas que desfilaran ante nosotros. Más allá, el sol se ocultaba para pasar a su reposo de todos los días mientras las nubes cambiaban de color. Veíamos las nasas y nos parecía ver a los pescadores que en la cercana playa salen -o al menos salían hace un tiempo- a pescar y volvían con el rico pescado que traían en sus barcas. En recuerdo de ellos, están puestas aquí las nasas y más allá un pescador, rodilla en tierra, escamando un pescado. Escenas de la vida nuestra, de siempre.

jueves, 28 de mayo de 2020

El verde

Nadie podría decir si estamos ante un parterre con césped o en un cercado de pepinos.El verde es intenso y sólo unas florecillas amarillas le dan un toque de distinción. Al pronto llegan dos periquitos (o lo que sean) que se ponen a brincar y a picotear entre la hierba. Buscan, es de suponer, comida. Nos paramos a verlos. Sus cabecitas bajan y suben continuamente mientras brincan. A veces desaparecen entre las hierbas. Son los pajarillos (los llamaremos así) de colores varios, blanco, verde, azul... Van y vienen sin separarse mucho uno del otro contentos con la vida y aislados, posiblemente, del mundo que les rodea. La escena es casi de total felicidad. Y nos acordamos de lo que, en parábola, se nos dice en los Evangelios, que ellos serán alimentados por el Padre celestial, aunque no siembren ni recolecten. 

domingo, 24 de mayo de 2020

La hiedra

La canción nos lleva a ella y el parque nos la pone en bandeja: la hiedra; la linda planta de la canción melódica. Un día, hace algún tiempo, al responsable de entonces de los jardines se le ocurrió plantar cientos de esquejes de hiedra en dos parterres del parque y éstos enraizaron y se propagaron con sus verdes hojas y obscuros tallos. Fueron cubriendo el suelo y subiendo por los pequeños muros. Y subiendo, subiendo, se atrevieron a subir por los troncos de los árboles cercanos a los que envuelven. Nos paramos a admirarlos cuando vamos a pasear por el parque y, al verlos juntos, nos recuerdan aquella canción magistral, aquel magnífico bolero, que tanto enamorado habrá cantado más de una vez y muchas veces, de seguro, habrá tarareado. Cerremos los ojos y dejemos que llegue hasta nuestro corazón el comienzo de su linda letra: "Así abrázame mi amor, lo mismo que una hiedra..."

jueves, 21 de mayo de 2020

Cosas de niños

Los niños tienen la imaginación por bandera. ¿Cómo si no, un niño puede ver un caballo en un palo de escoba? Con los niños la imaginación ha vuelto al parque. Lo hemos visto en el suelo en donde han aparecido los cuadrados con números del 1 al 10 para jugar al teje. Y también hemos podido ver un lindo dibujo con las siluetas de dos críos pequeños -muy bien vestidos- hecho con tiza blanca sobre el negro pavimento alquitranado. La imaginación tiene para ellos un gran ventaja: les ayuda a construir mundos divertidos en estos tiempos de salidas programadas. Los niños y las niñas juegan en el parque. No como antiguamente, pues no vemos ni a ellos jugar a piola ni a ninguna niña saltando a la comba. Pero con sus juegos de ahora, ellos llenan de ilusión sus cabecitas antes de ir a dormir. Que mañana será otro día para volver a jugar. 

domingo, 17 de mayo de 2020

En silencio

Viernes en la mañana. La calle Mayor de Triana estaba en silencio. Caminábamos y veíamos que casi todos los bancos estaban desocupados. En uno de ellos, tres hombres sentados y uno de pie conversaban. Más allá (o más acá) una terraza con tres mesas y nueve sillas estaba ocupada de gente que desayunaba o tomaba el cortado o el café de la mañana. Quizá por la hora, o quizá porque somos 'aplatanaos' todos nos movíamos despacio. Unos -la mayoría- llevaban las mascarillas de precaución y otros no. Cada cual a su aire. Pesaba el silencio. No se oía como antes de la pandemia al señor mayor, de pelo abundante y cano cantar boleros acompañado por su guitarra a la que bambolea para dar más sabor a su actuación de músico callejero. No estaban, por el edificio de las columnas, el trompetista ni el muchacho del violín ni el solista del acordeón tocando sonatas de músicos consagrados, ni había parejas de guitarristas esparciendo al aire los sones de canciones más actuales, más del momento. La calle Mayor estaba en silencio. La música nos había abandonado, quizá por la hora, quizá por la pandemia. Por ello, sentíamos pesar.

jueves, 14 de mayo de 2020

Pequeña rama

La vimos en el parque en un cruce de caminos entre parterres. Era día de primavera con algo de viento que se notaba en las revueltas copas de los árboles. Viento insistente, provocador, que jugaba con las ramas que estaban media sueltas hasta hacerlas caer. Una de estas ramas, pequeña y bonita, una figura abstracta, asimétrica, cayó delante de nosotros y quedó allí mostrándose ante nuestra vista. Nos paramos a disfrutar de su sencilla belleza. Luego seguimos despacio nuestro paseo y, al volver al mismo cruce, se nos adelantó una señora trabajadora en el parque y se llevó a la pequeña rama metida en el carro de la basura. Pobre rama, incomprendida.

sábado, 9 de mayo de 2020

La herida

Hemos visto en un árbol del parque una cicatriz de herida reciente que a nosotros nos ha dejado heridos también. No es herida suave, de corte fino de profesional de la jardinería, sino que es como una mordida que ha cercenado una de sus ramas. Quién lo hizo, quién le hizo el daño, es posible que quisiera proveerse de unas astillas que le ayudaran a encender el fuego de la hoguera de su rabia.  O quizá pretendía hacerse unos mondadientes para la limpieza de sus dientes de fiera sedienta de maldad. No sabemos. Quizá. Ahí ha quedado el pobre árbol al que le falta un trozo de sí mismo, mutilado, sin tener más pecado que el de estar dándonos frescor y sombra. La naturaleza humana no se entiende; puede ser grande pero puede llegar a ser ruin. Algo de locura habrá en este pretendido arboricidio.



lunes, 4 de mayo de 2020

Ausencias

Es la hora asignada a los mayores en la mañana. Van llegando, solos o acompañados. Algunos traen en sus caras la mascarilla protectora. Caminan con pasos llenos de lentitud. Una vuelta, otra vuelta y otra más. Se sientan a coger resuello. Se saludan, aquellos que se conocen, como autómatas. Los que no, dan unos buenos días apagado, con una breve inclinación de cabeza. Dejamos transparentar una sonrisa pero entre nosotros todos cabalga un triste sentimiento de soledad. Faltan, estamos seguros de que faltan, los niños. Un parque sin niños es como un jardín sin flores, podríamos decir, y los mayores notan que algo les faltan. Quien más quien menos piensa en sus nietos, en sus nietas, y se ven ellos mismos cuando eran pequeños. Estamos en un parque sin carreras infantiles, sin risas, sin sobresaltos entre ellos, sin juegos. Y esas faltas son las que sentimos los viejos en estas horas nuestras bajo el tibio sol de la mañana. Por sobre el parque sobrevuela, como pájaro sin alas, las ausencias.

sábado, 2 de mayo de 2020

Trinos

Siguiendo las normas hemos salido hoy entre las 10 y las 12 y luego hemos dejado nuestros sitios a los más pequeños que iban acompañados. Hemos ido al parque cercano a casa que ya, por fin, tenía abiertas las cancelas. Había gente paseando que los podía hacer sin agobios pues no eran muchas. Unos, solos, otros en pareja, y algún que otro era llevado en silla de rueda. El sol no quiso perderse esta primera salida en la pandemia, que parece quererse ir, y estaba brillando en el cielo dándonos un calorcito agradable que agradecíamos. De un árbol grande y vestido de flores unos trinos llamaron nuestra atención. Los pajarillos,  a los que no pudimos ver, cantaban gozosos y elevaban hacia el cielo sus alabanzas uniéndose a nosotros en este día tan especial.
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domingo, 26 de abril de 2020

Niños y niñas

Hoy, en la explanada del parque, hemos podido ver a lo mejor de la vida: a los niños y a las niñas. Los hemos visto desde la ventana de casa sobre las diez de la mañana. No eran muchos y corrían y jugaban: nos recordaban a las mañanas de Reyes de hace años cuando los pequeños bajaban con sus pelotas y patines, y las mujercitas con sus muñecas de trapo. Faltaban hoy los petardos y los saltapericos con su retumbar en la plaza. Echábamos de menos las cornetas y tambores de entonces. Faltaba la bulla, la escandalera. Mirando un largo rato los vimos con sus juguetes: tres bicicletas con sus ciclistas, un niño en patineta y una niña montando en patines que caía y se levantaba rápidamente. Un poco más allá otros pequeños jugaban con sus pelotas y, hacia el otro lado, dentro de la cancha de fútbol, o de fúbol-sala, tres niños ya mayorcitos emulaban a los futbolistas por ellos preferidos. Alguna madre llevaba de mano a su niña pequeña y entre las dos paseaban a una muñeca en cochito de juguete... Día de alegría enorme hoy. Grandes y pequeños hemos dado un paso hacia la ansiada libertad de salir y jugar. Por esta vez los columpios quedaron a un lado... pues el coronavirus acechaba. 

sábado, 25 de abril de 2020

Hilera

Soñaba. Tumbado en el salón dormía la siesta y soñaba, mientras la digestión, pesada, daba tumbos en mi barriga. Iba -íbamos- por un barranco agreste encajonado entre montañas, desde el mar hacia la Cumbre. Caminábamos. Por el cauce, una hilera de árboles nos daba la dirección del sendero, la cuesta arriba, la remontada. Eran árboles iguales de porte fino, altos. Álamos, quizás, Querían ellos alcanzar el lejano cielo: uno, otro y otro en una hilera sin fin. Más tarde nos llevaba un caballo blanco. Primero al trote corto, luego al galope tendido. Las montañas se juntaban y el cauce del barranco se hacía angosto pero allí seguían los árboles. Nos parecía llegar al último pero venía otro más y otro más. Parecían indicarnos el camino hasta el fin. El fin. ¿Qué final encontraríamos al final? Seguíamos. Nada nos detenía. Era una fuerza superior a nosotros lo que nos empujaba...

Cuando desperté en la tardecita, del sueño no recordaba nada de nada. 

domingo, 19 de abril de 2020

Birras

La palabra birra se ha ganado el honor de figurar en el diccionario de la RAE por lo que la escribiremos sin ponerla  entre comillas. Birra. Así, tal cual. Y la birra -las birras- se han ganado un lugar en nuestras casas ahora como lo había ganado en los bares antes. Ese antes era cuando íbamos a un bar cualquiera de los muchos que estaban casi de fijo abiertos y nos echábamos un cortado, un cafelito, un pizco ron (ya en desuso), un cubata, o una birra, convertida ésta en bebida de la juventud. Ahora, con todo cerrado por mor del confinamiento, las cervezas -las birras- salen de cuatro en cuatro (o más) de los supermercados a las casas, y con ellas y unas roscas, y algo más, los jóvenes se ayudan a compartir -vía redes sociales- sus inquietudes y afanes en estos tiempos de distanciamiento inimaginable hasta el otro día. 

martes, 14 de abril de 2020

Candados y cadenas

Cadenas y candados cierran las puertas de la zona más frondosa del parque. Lo hemos visto desde fuera al pasar por la acera. Y hemos visto parterres y senderos vacíos y bancos desocupados. Ni un alma humana. Sobre el césped dos pájaros de color negro y pico rojo, y una tórtola. Y el silencio. Unos pajarillos saltan de rama en rama pero no cantan quizá porque añoran a los humanos amigos de otras tardes. Vacío está el parque infantil con los remos quietos y los toboganes en la espera. Nadie. Nadie. Afuera de esta zona frondosa alguna persona -hombre, mujer- pasea al perro pero la estampa niega la alegría del encuentro. No juega el perro con otros perros, no husmean, no ladran. El hombre, la mujer, parecen por separado, más bien, unos fantasmas de otros tiempos. Nosotros nos llevamos, acera adelante, un profundo desconsuelo.

viernes, 10 de abril de 2020

La azotea

Hoy, Viernes Santo, hemos subido a la azotea. Tal que un ladrón. Con pasos quedos, suaves, como caminando sobre alfombras mullidas. No queríamos que nos vieran saltándonos la cuarentena. Hemos ido a gozar de unos minutos de sol y de aire más allá del que podemos tomar tras los cristales de las ventanas y el balcón cerrado. Caminamos. Nos parece mentira el caminar por un sitio mucho más largo que el pasillo o el salón. El piso, de la azotea, es del color del cemento. Estábamos en obras. Éstas pararon hace quince días cuando el Gobierno mandó cesar en las actividades que no fueran esenciales. Allí quedaron las nuevas baldosas sin poner y algunos baldes y otros cacharros testigos de la obra quieta. El piso de la azotea se nos antoja ahora ceniciento y muerto. Pienso si será el reflejo de mi cara ante la magnitud de la pandemia.

domingo, 5 de abril de 2020

Soledad

"Triste y sola. Sola se queda Fonseca; triste y llorosa queda la universidad..." canta la canción de la tuna universitaria. Nos acordamos anoche de esta canción estudiantil cuando, asomados a la ventana, vimos el parque, en soledad. Triste y solo, triste y lloroso, estaba. Ni un alma en la noche de la primavera canaria. Por no haber, no había ni un soplo de aire, ni un sonido. Soledad amarga, acentuada, pensamos, por las luces de las ventanas que nos recuerdan a las gentes en resguardo de la virus malo. "Y los libros, y los libros empeñaron... en el Monte de Piedad". 

Y nos vino a la cabeza la idea de que este viernes -Viernes Santo- será la festividad de la Virgen de la Soledad y que no podrá salir en procesión por las calles de Triana la bella imagen nuestra de la Virgen de la Soledad de la Portería.  

martes, 31 de marzo de 2020

De Ramos

Nos llega el Domingo de Ramos y con él daremos paso a la Semana Santa -Semana de Pasión- que nos traerá unos actos litúrgicos y procesiones (si las hubiera), sin duda, atípicos. Ni los más viejos del lugar tendrán en sus memorias cosa igual. Lo más parecido -quizás- en los tiempos de la guerra y de la posguerra. O los tiempos de la dictadura (de los que nosotros sí nos acordamos) cuando se suspendían los cines y otros espectáculos y por la radio tan sólo nos daban música sacra o clásica. Lo de ahora es distinto porque distintos son los tiempos pues el coronavirus manda: calles vacías acogerán los recuerdos de las magnas procesiones de ayer; con los ojos del alma veremos al Señor de la Burrita y al Señor Crucificado y a la Dolorosa y a la Virgen de la Soledad. El Encuentro esta Semana Santa, al no tener lugar, será sin que Madre e Hijo se encuentren. Nuestras señoras y jóvenes no llevarán como siempre, con unción, las blancas mantillas canarias...Y los Monumentos del Jueves Santo no tendrán flores ni ornamentación como se merecen. O al menos, no los podremos ver ni admirar.

jueves, 26 de marzo de 2020

El libro

Teníamos perdido el libro y ello nos causaba tristeza pues era un recuerdo de nuestro tío Juan.
Lo hemos encontrado ahora entre los volúmenes de nuestra pequeña biblioteca en la que hemos estado quitando y poniendo por aquello del confinamiento debido. Su título, Crónicas y Narraciones, nos lleva a un tiempo en que Juan Sosa escribía sobre cosas de nuestra ciudad. Su prosa cálida, su mirada que se detenía en los detalles nos dejaban estampas que para sí quisiera las mejores fotografías. Hemos abierto el libro y a vuela pluma hemos pasado de un artículo a otro, sin orden, deteniéndonos aquí y allá. Así hemos leído sobre el Mercado antiguo de Las Palmas con su reloj, y con la placa que nos dice que fue construido en tiempos de Isabel II. Y nos ha llamado la atención sus apuntes del edificio que entonces estaba enfrente del Mercado pegado a la pared del barranco con las ventanas dando para el cauce seco y lleno de piedras y otras cosas que nos traía las correntías, en tiempos de lluvia, nuestro querido Guiniguada. Nos llamó la atención, pues nosotros fuimos algunas veces a tomar café con leche o chocolate con churros a la churrería que allí estaba, y, también, nos asomamos -era obligado- a ver el barranco por tales ventanas.   

lunes, 23 de marzo de 2020

El último

Vemos con cariñosa pena el último solar de lo que fue ladera. Vemos con pena como aquel espacio libre, de tierra ocre, lleno de pequeñas plantas de 'las nuestras' se ha convertido en un entramado de casas chalets con vistas al mar. La ladera -la de Schamann- se extendía desde el Paseo de Chil hasta la nueva barriada que estaba arriba en la loma. Una carretera estrecha y con pocas curvas que no recordamos si era de tierra o ya estaba asfaltada (por la que un día se desriscó un camión que sacó de su letargo a los schamaneros) cortaba en dos a la ladera y ésta estaba -al contrario que la de los Riscos- sin casa alguna apenas. Sólo podíamos ver las casas de la Ladera de Cuyás, antiguas cuarterías de los labradores que trabajaban en las fincas de abajo. Veíamos a la ladera como si fuese una bandera de color ocre que se extendía al aire de la ciudad llena de cardones, de aulagas, de tuneras... Parecía ser como esas montañas que poníamos con papel de envolver en los Nacimientos caseros. Ni una casa. Era un solar grande para soñar. Ahora, para nuestro desconsuelo todo es distinto: sólo queda un último solar sin edificar al que dedicamos nuestra cariñosa pena. 

sábado, 21 de marzo de 2020

Resquicio

Por un resquicio en una acera de una avenida de nuestra ciudad unas lindas plantas asoman hacia lo alto buscando la luz y el  sol. Sus semillas han germinado abajo en lugar que no sabemos será tierra o cemento. Una vez nacidas, las plantitas han tomado el camino correcto en busca de su desarrollo tal como le manda la vida. Nos ha emocionado el verlas en estos días en que luchamos contra un virus que ha venido a perturbar nuestra aparente tranquilidad. En la calle, casi desierta por la cuarentena, esta imagen, en estos tiempos de zozobras es un símbolo que podríamos aprovechar. 

domingo, 15 de marzo de 2020

El carro

"Mi carro me lo robaaaron anoche cuando dormíía..." cantaba Manolo Escobar anticipándose, pudiera ser, al canto doloroso de los supermercados. Porque doloroso es ver como algunos desaprensivos se llevan los carros y, luego, en lugar de devolverlos tal cual, los dejan abandonados. Pensamos en ello viendo el carro de la fotografía junto a un muro en un alejado lugar de la ciudad. El pobre carro, de buen ver aún, está tirado y sus colores, verde y amarillo, son sólo recuerdos de su truncada utilidad.