miércoles, 14 de octubre de 2020

En la barandilla


En la barandilla, la bicicleta. La vemos, y llevamos nuestra mirada más allá queriendo abarcar el horizonte. Pero no nos es posible. La bicicleta allí quieta, amarrada, nos amarra a su vez. Sin perderla de visa miramos a la arena y al agua tratando de encontrar entre los pocos bañistas a su dueño. Él, o ella, estará dándose un chapuzón pues el día, aun sin sol, se presta a ello, pensamos. Luego, él, ella, la soltará, la llevará de mano hasta la calle más cercana y montado o montada en ella desaparecerá y la bicicleta rodará suavemente llevando con ella a través de la ciudad la brisa del mar. 
  

1 comentario:

  1. Aunque no es lo más frecuente, te felicito precisamente porque una cosa, una bicicleta, te lleve a pensar en la persona. Por lo general no solemos vincular las cosas a una entidad concreta, pero ni la bici ni ningún otro objeto se traslada sin que lo haga nadie.
    Un abrazo.

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