viernes, 28 de febrero de 2020

Santuario

En tierra de nadie, en el terreno polvoriento que quedaba entre el barrio de San Antonio y las Casas Baratas de Schamann había una pedrera. Cuando la conocimos ya no trabajaban en ella y tan solo quedaba, en forma de media luna, el boquete abierto a golpes de pico y de barrenos para sacar las piedras que eran un tesoro para la construcción. Años después, apareció por allí una pequeña cueva y los vecinos de El Polvorín Alto pusieron en la misma una imagen de la Virgen a la que rezaban y querían. Por no sabemos que causas, la cueva fue derruida o tapiada y entonces tales vecinos buscaron una solución. Encargaron una urna de aluminio y cristal que colocaron muy a la vista encima de lo que fue la pared de la pedrera. En ella, una imagen blanca de la Virgen es señora del paisaje. Nos dicen, que en las noches puede verse iluminada. Puede verse, muy de lejos, -nos aseguran- como un punto de luz y de fe, este pequeño santuario del pueblo llano y sincero.

sábado, 22 de febrero de 2020

Los pescadores

Paseábamos por el barrio marinero de San Cristóbal y nos detuvimos a ver a dos pescadores que estaban absortos en su trabajo o, al menos, entretenidos. Los veíamos con sus cañas que habían lanzado al mar esperando una captura. De repente, uno de ellos sintió algo, quizás la boya que se hundía, y con hábil manejo tiró de la caña hacia sí y pudo comprobar que en el anzuelo había un lindo y no pequeño pez que se debatía en el aire fuera de su hábitat natural, boqueando, y preguntándose, tal vez, que bicho le había picado. El pescador agraciado tomó al pez ya pescado en su mano izquierda y con igual destreza le quitó el anzuelo y lo depositó en un bote de plástico traslúcido en el que nos pareció ver moverse con desesperación al pobre cautivo. Luego, con parsimonia puso nuevamente carnada, alzó la caña por detrás de sí y la lanzó a las tranquilas aguas de la mar. El otro marinero, nos parecía, seguía con su paciente espera a que la boya le diera una alegría.   

martes, 18 de febrero de 2020

La ventana

La contraventana que hemos visto en la calle del centro, o calle Juan Fontán, en Schamann, es vieja. Sus 'malas' tablas han soportado calores, fríos y vientos, (alguna salió volando por el vendaval) y sin embargo ésta está ahí riendo. Más de medio siglo hace que la pusieron y ella, con sus aberturas en forma triangular siguen permitiendo pasar el aire y la luz a la vivienda. La vemos vieja y desgastada pero digna. Sin marco que la acurruque nos enseña a resistir buenos y malos momentos. Esta contraventana que hemos visto, bien que podría ser la única que queda de todas las que en su día (en las casas baratas) pusieron, Sus maderas nos recuerdan viejos y entrañables tiempos.

jueves, 13 de febrero de 2020

Balcón

En la calle Remedios esquina a la Peregrina hay una casona antigua que está en obras y en la que, afortunadamente, (crucemos los dedos) se va a salvar un exquisito balcón. Es, no nos cabe duda, una joya de la decoración que de las viviendas antiguas tenemos y que, de todas todas, se debe salvar de la piqueta. De madera labrada en su parte inferior y de celosía la mitad de arriba es, suponemos, un balcón único en nuestra ciudad. Además queda muy señorial con la piedra de cantería que le acompaña. Lo vimos de pasada y nos paramos a contemplarlo. Lucía vivo y risueño con el sol del mediodía encendiéndolo para hacerlo más atractivo a nuestra admiración. Desconocemos su autor y desconocemos sus años. Es lindo. Muy lindo. Se va a salvar, y con ello nos bastó para alegrarnos el alma. 

martes, 11 de febrero de 2020

La gaviota

La gaviota, como una turista nórdica de las muchas que llegan a nuestras playas se paseaba por la arena y por las rocas de Las Canteras. Se la veía feliz. Pasaba dando saltitos, sin volar, de la tierra al mar y de la mar a la arena. El día era para estar alegre como la gaviota, así que estuvimos un rato siguiendo sus idas y vueltas. Mientras la veíamos nos solazábamos con el agua del mar, transparente y fina. Era uno de esos días deliciosos, nuestros, y pensábamos que el agua parecía jaspe y que su única obligación entonces era la de reflejar para nosotros y para la gaviota los beneficiosos rayos del sol.

sábado, 8 de febrero de 2020

Sin hojas

Entre palmeras, el árbol sin hojas parecía sufrir desvalimiento. El tronco, al aire, con sus ramas, era como una mano con muchos dedos desajustados. Un día del pasado enero, con una temperatura muy baja, inusual, lo vimos en el Parque de Santa Catalina; estuvimos mirando a su alrededor y comprobamos que era el único que estaba desnudo. "Pobre árbol, cómo aguantará el frío", pensamos pues nosotros a pesar de que el día estaba tan sólo parcialmente nublado estábamos poco menos que congelados. Gracias a que, seguimos cavilando, la primavera vendrá a cubrirlo de hojas y entonces, calentito, nos parecerá un encanto.  

jueves, 6 de febrero de 2020

Un rincón

Un rincón pequeño, se nos presenta con frecuencia, tal que una preciosidad. Por ello, un rincón pequeño puede ser suficiente para llenar nuestra alma, ya que, nos llena de alegría el descubrir rincones en las paredes de algunas casas que dan un toque de íntima prestancia en el paisaje urbano. Este trozo de entrada, a no sabemos qué casas, que hemos visto, nos ha llamado la atención; lo descubrimos al ir andando camino del Rectorado de la Universidad y nos preguntamos si los muchos alumnos y profesores que por aquí transitan han sentido como nosotros el gusto de esta creación que diríamos es artística. No en vano están conjugados los elementos que en ella encontramos, estando todos ellos: puertas, paredes, verjas, escalones y plantas, en su debido lugar. A lo mejor, pensamos, lo diseñó un artista de esos tantos que conviven con nosotros, aquí, en Las Palmas.

martes, 4 de febrero de 2020

El balde

En nuestro frecuente pasear por la Avenida de Las Canteras es normal el encontrar a un artista (normalmente, un hombre) trabajando la arena rubia de la playa para dejarnos un obra de arte efímera y bella. El otro día nos encontramos con el brocal de un pozo en el que había un balde colgado de un entramado de palos. No sabemos qué significación tenía pues no vimos ningún indicador que nos lo dijera. Pensamos que alguna debía tener pues no es raro el artista que hace uso de sus mañas para denunciar uno de los temas lacerantes de nuestro tiempo. Quizás, en este caso, nos quisieron mostrar las penalidades de la falta de agua en muchos rincones de África, tan cercana a nosotros, que obliga a muchos habitantes a llevar una vida con dificultades extremas.