martes, 24 de julio de 2018

Monada


Va uno paseando por Las Canteras y de repente se encuentra con una monada bien mona. Vean ustedes si no. Cuatro monos que tienen la cara de la felicidad reflejada en sus caras. Bien sentados ellos esperando sin más que pase la tarde mirando satisfechos a quienes pasan por la Avenida en este atardecer sin puesta de sol con cielo de colorines. La tarde va cayendo y la noche está próxima. Nos preguntamos: ¿En qué y con qué, soñarán nuestros monos en sus sueños? ¿En ser más monos? Pues difícil lo tienen. 

miércoles, 18 de julio de 2018

Entre contenedores

Un año más, y van siete, el muelle de Contenedores ha sido escenario de un concierto dentro del Temudas Fest. Concierto distinto, si se nos permite, pues a las notas musicales llegaban las notas de la brisa del mar y el embrujo de los cielos pues estábamos a cielo abierto. Hacia arriba mirábamos a rato y vimos al planeta Marte brillar en medio de un claro de nubes, hasta que éstas, alborotadas por los acordes que les llegaban se fueron juntando llenando de algodones blancos el cielo. Nosotros escuchábamos y oíamos el vals, pues el concierto iba de valses de grandes autores... aunque ya, casi al final, nos sorprendieron los músicos con músicas distintas como para bailar: la música del Tico Tico y la de un mambo músicas movedizas y dicharacheras que hacían al público mover el esqueleto con ganas de bailar.

sábado, 14 de julio de 2018

La copa

La copa de un flamboyán florecido no tiene nada que envidiar a la copa del mundo mundial de fútbol. Bien es cierto que no tiene tras de ella a veintidós jóvenes atletas en calzones cortos disputándose un balón de reglamento, ni tampoco a infinidad de hinchas chillando, gesticulando, alabando, maldiciendo, cantando, contentos o tristes según les va a la selección de sus almas, borrachos o no borrachos, en miles de asientos en descomunales estadios. Nuestra copa no tiene nada de eso ni lo necesita. Nuestra copa es guapa, preciosa, juguetona con el viento y bien acicalada, y la tenemos aquí con nosotros, florecida año a año y para gozarla tan sólo tenemos que levantar un tanto así los ojos... 

miércoles, 11 de julio de 2018

De aficionados

El teatro no morirá nunca. Nació, muy posiblemente, antes que variadas artes hicieran de la Grecia Antigua lo que hoy nos maravilla. Pensamos sin embargo que los primeros actores fueron aquellos antepasados nuestros que al amparo de las cuevas al igual que practicaban el arte de la pintura practicarían en las noches frías de los inviernos el noble arte de Talía para entretener las largas horas junto al fuego. De aquellos lejanos tiempos hasta nosotros un sinfín de actores, mayormente aficionados, han sido los eslabones con los que el teatro nos ha llegado. 

De ello, sabemos bastante en nuestra Ciudad pues muchos han sido los grupos teatrales que han experimentado con obras de diferentes autores para regocijo de nosotros, los agradecidos espectadores. Ahora mismo, también tenemos grupos de aficionados. Hace poco, en el Instituto de la Isleta, pudimos ver y aplaudir la obra de William Shakespeare As you like it, en versión libre que para nosotros llevaba el título de "Como gustéis". Con ella vimos en el escenario a más de veinte aficionados (algunos ya con muchas tablas) que hicieron de la obra las delicias del público que abarrotaba el pequeño teatro. Nuestras felicidades para su directora, Guacimara Correa.

viernes, 6 de julio de 2018

En la esquina

En la calle Mayor de Triana, en una de las esquinas con la calle Clavel hay una casa con semibalcones y rejas de hierro que nos ofrece todo el año el frescor de unas plantas, verdes unas veces, y llenas de coloridas flores otras, que son un primor. Este detalle, de poner flores en los balcones no ha llegado a cuajar en nuestra Ciudad, lo que es una pena, y la costumbre del señor propietario o inquilino que comentamos, debiera, sin lugar a dudas, ser imitada. Por ello, hemos visto, con total satisfacción como en la otra acera de Triana, en la casa del Reloj, unas flores lucen nuevas o, tal vez, nosotros no nos habíamos percatado antes de su presencia. Nos ha llenado de alegría puesto que estas plantas de los balcones, unidas a las que el Ayuntamiento pone y cuida en los maceteros colgantes, nos ayudan a sobrellevar la vida de forma muchísimo mucho más agradable.