viernes, 31 de enero de 2020

(Des)Igualdad

Hay quien dice que la igualdad existe. Otros dicen que no. Que es una utopía. Nosotros no vamos a decir que sí ni que no, y tan solo vamos a mostrar un ejemplo de enorme desigualdad. Nos acercamos para ello al pabellón deportivo situado en la Plaza Obispo Frías y que lleva -y no es casualidad- el nombre de un hombre. De un hombre llamado Félix Santana Santana. Y vemos allí un gran collage confeccionado con al menos ochenta fotografías. Y en este collage, producto de la desigualdad, hay (algo es algo) tan solo una foto con un grupo deportivo de chicas. Todas, todas toditas todas, las otras fotografías son de varones entre los que no faltan un cura bendiciendo algunos trofeos y las instalaciones, ni faltan políticos (claro, que hombres) ni muchos deportistas que -será casualidad- también son hombres.  

miércoles, 29 de enero de 2020

El gato. La farola.

El gato no mira a la luna pues le queda muy lejos. El gato quiere mirar algo más al alcance de sus patas y por ello mira embelesado a la farola y la farola desde su altura lo contempla arrobada con sus luces encendidas. Las mariposas por su parte vuelan entusiasmadas viendo el hermoso idilio. Hemos visto esta imagen, y otras tal que lindas, por la zona de Guanarteme en una pequeña tienda de artículos para animales que además es consulta veterinaria. Nos han gustado por su sencillez y simpatía. Por ello la traemos hoy aquí.   

sábado, 25 de enero de 2020

Un cuadro

La Escuela Luján Pérez ha cumplido sus cien primeros y primorosos años. Con tal motivo una exposición que recorre este siglo lleno de actividades artísticas ha tenido lugar en nuestra ciudad. Pero una exposición a lo grande y compartida pues en cinco salas han tenido que repartir la gran cantidad de obras de tantos artistas como han pasado -como se han formado- en la Escuela. Hemos tenido la oportunidad de verlas todas, pero, pobre de nosotros, sólo hemos estado en una. Hemos saboreado las obras que bajo el título de Raíces -ars et labor- se nos han mostrado en la sala San Antonio Abad junto a la ermita del mismo nombre. De entre todos los cuadros que nos han gustado, mucho como era de esperar, uno, fechado en 1942, ha llamado nuestra atención. Su autora, Lola Massieu, lo tituló "Andrés, campesino de la Angostura". ¿Quién y qué fue este señor Andrés, además de campesino? Nos preguntamos. Y tan sólo recibimos el silencio por respuesta.
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martes, 21 de enero de 2020

Espantapájaros

Hemos visto un espantapájaros en un huerto urbano, en un pequeño parque de la ciudad, que es un primor. Es precioso, con su cara de niño bueno. Hasta nos parece que tiene un ojo extraviado lo que le da un toque de chico mataperro. No sabemos qué podrán decir, piando, los pajarillos que por este parque vuelan, pero nosotros nos atrevemos a pensar que este simpático muñeco les dará más risa que pena. ¡Huy!, dirán, ¡si es tan lindo con su camisita floreada y sus tirantes tan frescos color zanahoria...! ¡Y esos pelos! ¡Qué lindo el gorro que lleva en la cabeza tapando sus ensortijados cabellos! ¡Qué guay los calzones flotando en el viento! Y bailarán, claro que bailarán, volando, en el simpático huerto.   

viernes, 17 de enero de 2020

La subida

La subida a los Riscos de nuestra ciudad es tarea ardua según para quien. Eso pensamos ayer, cuando, estando en la Avenida Primero de Mayo que antes fue llamada calle General Franco, vimos a dos señoras mayores que enfilaban una de las escalinatas que une a esta vía con la primera calle del Risco San Nicolás. Las mujeres, abuelas posiblemente, se tomaban la subida pasito a pasito y agarrándose  del pasamanos para tomar impulso. Pasados unos minutos se les unió otra mujer, algo más joven, quien sin tener que agarrarse, acomodó el paso al de ellas. Estuvimos un buen rato viéndolas subir. Nos hubiera gustado saber que el camino a recorrer era tan solo el de la empinada escalinata pero nos daba en la nariz que acabada ésta tendrían que seguir cuesta arriba por callejones hasta sus casas. Nos solidarizamos con ellas y les deseamos buenas piernas y grande el corazón. La hazaña bien que lo merecía.

domingo, 12 de enero de 2020

Casonas

El Belén que tuvimos la oportunidad de gozar estas pasadas Navidades en el Parque de San Telmo tenía como elementos decorativos unas grandes edificaciones. Eran, podemos decir, unas casonas señoriales. O casoplón, que es palabra que está de moda. Lejos han quedado al parecer las casitas chiquitas, los riachuelos de papel platina, las ovejitas, los diminutos cochinos, los patitos en los trozos pequeños de espejo simulando estanques, las nubes hechas con algodón... En este Nacimiento de ahora todo parecía descomunal y así una casa era como veinte veces el tamaño de uno de los pastores. No sabemos el porqué pero parece que ya no nos van las cosas sencillas y que los paisajes al alcance de los niños pequeños que se acercan de manos de los mayores a intuir que algo grande se ha producido, han quedado para el recuerdo de los abuelos. Ya ha pasado la Navidad, y las figuras de los personajes sagrados, de los Reyes y de los pastores con las ovejas, de los aldeanos con sus aperos y las palmeras y las casas han pasado a dormir hasta el próximo año. Veremos si en la espera, las casas encogen un poco.  

lunes, 6 de enero de 2020

Luciérnagas

Debieran las luciérnagas iluminar las noches de la Navidad en nuestras ciudades y pueblos. Debiera ser la Naturaleza la que, agradecida, se una a nosotros en el canto a lo sobrenatural. Entonces la luz que simboliza los deseos de amor y de paz llegaría a todas las calles y a todas las casas. Porque, ahora, tan sólo llega a la calle principal. A las calles principales, ignorando a cuantos viven un cachito más allá. 

Bienvenidas sean, de todas formas, las luces que un año más alumbran la calle mayor de Triana, en nuestra ciudad, y por añadidura otras calles cercanas. Bienvenidas sean en su nuevo diseño de lazos de hermandad. Luces gratificantes que por unos días nos han permitido decir con alegría: ¡Feliz Navidad!

miércoles, 1 de enero de 2020

Los Reyes

Fieles a la tradición llegan los Reyes. Y, según vemos, en alguna ocasión en lugar de venirnos a las casas pasan por las guarderías en donde están los pequeños. Aunque para ello tengan que hacer cabriolas para poder entrar. Como los que hemos visto, bien trajeados y en babuchas agarrados a la baranda de lo que posiblemente fuera balcón en su tiempo. Los Reyes saben la alegría que reparten y que sin ellos serían distintos los Años Nuevos. Por ello no se paran en barras y lo mismo escalan muros que se cuelgan de balcones o entran por las ventanas. Nada les detienen pues saben que les esperan los niños, que aunque duerman, tienen como platos los ojos abiertos.