jueves, 27 de abril de 2023

Roscas


Nosotros las llamamos roscas; en Tenerife la llaman, creemos, cotufas. No importa el nombre pues son igual de ricas, suponemos, pues las de allá no las hemos probado. Las de aquí, sí. Hace años cuando éramos mucho más jóvenes e íbamos al cine de las cinco en domingo en los cines de barrio, las comprábamos en los carrillos y las comíamos con fruición. Ahora las vemos y se nos van los ojos y casi, casi, que pedimos a la señora que regenta el pequeño quiosco que está en el principio de Triana que nos despache una o dos o tres bolsas. Para recordar viejos tiempos, para ilusionarnos pensando que somos los chiquillos de entonces. Los chiquillos de aquellos tiempos inolvidables. 

sábado, 22 de abril de 2023

Aunque no lo parezca


Aunque no lo parezca es una foto de un panel de información, cuya información en su día era válida. La hemos tomado en la Avenida de Las Canteras y hemos sentido vergüenza ajena pues de lo que se puso a lo que se ve hoy, hay un  abismo. Claro que la culpa la tiene el sol, ese sol que atrae con fuerza a los turistas a nuestra ciudad, y, claro está, no vamos a pedirle, al pobre sol, explicaciones de las cosas que no nos convencen. Y es que no nos convence el descuido como forma de ser. Que no es lo mismo ser 'aplatanao' que 'descuidao'. (Diciéndolo así, a bote pronto). Y es que al pobre turista que quiera saber de nuestras cosas, más vale decirle que lo que ve es una foto existencialista futurista y no una información de nuestra fauna en el mar que nos baña. Pensará el hombre que sí. Que ya sabía él que 'semos' los palmenses un tanto raros, que ya venía advertido, y que no se arruga por ello.  
 

sábado, 15 de abril de 2023

Sarmientos

 

Como si fuesen sarmientos de la vid así luce el rosal casi reseco. Está plantado en uno de los parques de la ciudad y para su desgracia se ha unido la falta de lluvias con la falta de riego, o más bien la falta de cariño, para llevarla al extremo triste que tiene. Nada que ver con el aspecto alegre de otros años que ofrecían las lindas rosas colgando de las pérgolas. No podemos ver este año sus coloridos encantos pues no están, para tristeza de los corazones sensible. Qué pena. ¡Con lo bonitas que son las rosas! Este año no podemos gozar de ellas. Quizá el año próximo, pensamos, será distinto. Nosotros, copiando al poeta nos atrevemos a casi copiar el verso: volverán las olorosas flores con sus coloridos encantos a mostrar.

martes, 11 de abril de 2023

La pierna


De la escultura, tan sólo vimos la pierna de uno de los dos luchadores. El resto quedó, a propósito, en tinieblas, como en tinieblas ha quedado para nuestra desazón la Lucha Canaria que según hemos sabido era nuestro deporte vernáculo.   La pierna, con el pantalón recogido a la altura del muslo era testimonio de tal descalabro. ¿En dónde han quedado los terreros de Las Palmas? ¿En dónde las levantadas y las burras en las bregas? ¿Qué se ha hecho del López Socas, del Terrero, del Guiniguada? Preguntas no gratas que pueden tener respuestas por parte de los dos luchadores de la escultura. Preguntas que no tendríamos que hacer pero que nos hacemos, aunque, a la vista está, nosotros preferimos quedarnos tan sólo con una pierna.

viernes, 7 de abril de 2023

Aquí fue Troya





Aquí fue Troya, podríamos decir observando el dibujo que nos dejó el grafitero. Flechas pequeñas señalando no sabemos qué; una flecha como un rayo de izquierda a derecha con números cabalísticos; una cara con ojuelos picarones y una pérfida nariz; una pala, una nube, una mano con el pulgar hacia atrás, y hasta lo que podría ser las ubres de una vaca... ¡Qué dechado de imaginación! ¡Qué escritura poética! ¡Qué sutileza, qué enjundia! Rico encuentro de colores y de formas. Y todo ello en un muro de nuestra ciudad. Ah, y el año en una esquinita abajo: el 2017, que no se nos quede atrás.


miércoles, 5 de abril de 2023

Solajero

Estábamos en primavera pero habíamos tenido un día fuerte de calor con un solajero de esos que rajan las piedras propios de los meses de nuestro verano que ya sabemos que dura hasta bien avanzado octubre. Sudábamos la gota gorda y quienes pudieron fueron a la playa a encontrar consuelo y alivio. Allí esperaron hasta que fue cayendo la noche con una tarde que se alargaba pues el dueño de los cielos no parecía querer irse. En lo alto, lucía con esplendor de millones de soles, redondo y opulento. La gente en la arena parecía esperar el momento de su marcha para reverenciarle. La calor, majadera ella, seguía sin querer marcharse.