jueves, 25 de enero de 2024

Nocturnos

 

Ha llegado la tarde noche y el ambiente un tanto frío en las calles de Vegueta invita a evocar ecos de armoniosos nocturnos. La obscuridad se ha adueñado de todo y todo es difuso. Casi no vemos en la desierta calle. Aunque, fijándonos bien, nos parece ver a alguien  sentado, a otros caminando y a un obrero (¿de la limpieza?) que parece trabajar. Más allá, el cielo. Nada oímos: silencio y obscuridad nos acompañan. 


lunes, 15 de enero de 2024

El bache


Aún no es bache pero lo será, pensamos, al ver el estropicio que han formado las guaguas que una detrás de otra pasan diariamente por el Paseo de Chil. El pobre aprendiz de bache no sabe ya como aguantarse. Es un roto considerable que, a poco que se profundice, nos lleva a las profundidades. O al infierno. Porque las ruedas (las de las derecha, que ya es casualidad) siguen pisando de forma inmisericorde el asfalto tratando de encontrar petróleo. Y lo conseguirán. ¡Vaya que sí! Lo veremos cuando una guagua quede encajada y sea necesario el auxilio de una grúa para sacarla. Dito sea Dios. 

martes, 9 de enero de 2024

El árbol de Navidad

Guardarán el árbol y las ventanas y adormecerán las ilusiones. Pasará un año con el devenir de cada día, y el árbol, escondido durante tanto tiempo, volverá, como vuelven las golondrinas del poeta. El árbol -el de la Navidad- será puesto en lugar conveniente con sus ventanas iluminadas, y las ilusiones tornarán, con él reverdecidas. Y con el árbol, las luces de colorines  iluminarán otra vez árboles y palmeras en las calles de la ciudad. Y se montarán Nacimientos en memoria del Niño Dios. Y seremos en esos días, mejores, con el corazón no adormecido, sino vibrante, capaz de regalar felicidad.