sábado, 25 de abril de 2020

Hilera

Soñaba. Tumbado en el salón dormía la siesta y soñaba, mientras la digestión, pesada, daba tumbos en mi barriga. Iba -íbamos- por un barranco agreste encajonado entre montañas, desde el mar hacia la Cumbre. Caminábamos. Por el cauce, una hilera de árboles nos daba la dirección del sendero, la cuesta arriba, la remontada. Eran árboles iguales de porte fino, altos. Álamos, quizás, Querían ellos alcanzar el lejano cielo: uno, otro y otro en una hilera sin fin. Más tarde nos llevaba un caballo blanco. Primero al trote corto, luego al galope tendido. Las montañas se juntaban y el cauce del barranco se hacía angosto pero allí seguían los árboles. Nos parecía llegar al último pero venía otro más y otro más. Parecían indicarnos el camino hasta el fin. El fin. ¿Qué final encontraríamos al final? Seguíamos. Nada nos detenía. Era una fuerza superior a nosotros lo que nos empujaba...

Cuando desperté en la tardecita, del sueño no recordaba nada de nada. 

1 comentario:

  1. Precioso relato que en alguna ocasión hemos vivido y que reafirma la canción infantil: "al otro lado otro monte igual que el anterior". Sigue soñando para que nos sigas deleitando.
    Un abrazo.

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