miércoles, 31 de octubre de 2018

Osos amorosos

Desde lo alto, los osos amorosos nos mandaron un saludo en las horas en que el sol iba ya hacia el ocaso. Paseábamos. Nuestros pasos nos habían llevado a las proximidades del Teatro. La gente -cada uno a lo suyo- iba y venía bajando o subiendo en las guaguas amarillas o azules que son muchas en la zona, despaciosamente  como corresponde a nuestro forma de ser y de sentir la vida: al golpito. Sin apresurarnos, pues ello podría sernos malo. Había bastante gente. Hombres y mujeres, casi ningún niño que pudiera ver el milagro. Nos preguntábamos cuántos habían visto como nosotros a los osos en el cielo, cuántos habían sentido su influjo benefactor en la tarde noche que se avecinaba.

domingo, 28 de octubre de 2018

Vejez

En una calle antigua de la ciudad hemos visto una casa con sus puertas y ventanas tapiadas. Es una casa que seguramente está en espera de ser reparada o derribada para construir otra en su solar. Como no nos gusta la vejez, nos da lástima esta casa, la pobre, hoy abandonada a su suerte. Se ve que en sus buenos tiempos tenía empaque. Nos lo dicen las maderas, los revestimientos de piedra y el balcón de hierro forjado. Ahora aguarda. Nos preguntamos cuánto tiempo lleva así y cuánto más tendrá que esperar para que una mano amiga la remoce o una piqueta la derruya. ¿Sentirá la casa por su estado, por su desamparo, por la falta de calor de una familia que la viva y que la colme de las risas de niños, de conversaciones de adultos, de música, de llantos, de alegrías? La casa espera. Ojalá no por mucho tiempo.

viernes, 26 de octubre de 2018

Mañana

Llovió con intensidad durante la noche y en las horas anteriores del mediodía. Luego, escampó aunque las negras nubes por las lomas de Los Giles y de más arriba no presagiaban nada bueno. Habíamos ido a la playa para recrearnos con la lluvia cayéndonos encima mientras caminábamos por la avenida y la aventura nos salió rana. Así y todo disfrutamos como siempre que vamos a Las Canteras. La playa tenía un aspecto distinto al de los días soleados. El agua caída había dejado en la rubia arena un color distinto, más tostado, como de millo recién molido y mojado. Hasta llegar a la zona de los surfistas en que la arena negra quería hacer competencia a la negrura de las nubes. Gracias a que, por arriba de La Isleta, unos jirones nos recordaba que el azul de nuestro cielo, cuando lo permite la panzaburro, es de un color intenso, diríamos, apasionado. 

miércoles, 24 de octubre de 2018

Náufragos

Llegamos a la parada de la guagua y buscamos, cual náufrago como tabla de salvación, el artilugio que ha puesto nuestro Ayuntamiento en muchas de ellas para indicarnos cuánto tardará la guagua de nuestros amores, que, siempre, tardará más tiempo del que quisiéramos. Miramos las caras de los demás futuros pasajeros y damos como de pasada un murmullo que quisiera ser un saludo amistoso. Las caras no nos dicen nada; cada cual con sus pensamientos y sus prisas ya saben a qué atenerse. Y la paciencia ¡bendita paciencia la de los palmenses con sus guaguas! ha hecho acto de presencia. 

En ocasiones, la tabla de salvación no está y no podemos saber cuánto durará nuestra obligada espera. Entonces, sí que pareceremos náufragos a la deriva. Miraremos a las caras de los demás y veremos en ellas reflejados lo que sentimos en la nuestra: desesperanza. Y mascullaremos para nosotros, compungidos: ¡Y seguro que tardará un montón la dichosa guagua, como si lo viera!

jueves, 18 de octubre de 2018

Salitre

Hace algún tiempo dijeron que nuestra ciudad tiene el mejor clima del mundo. Eso dijeron, y a mí que me registren que ni pongo ni quito rey. En todo caso quienes tendrían algo que decir son aquellos conciudadanos que sufren alergias o que padecen de artritis o de artrosis por el salitre que nos cae encima aunque de ello no nos demos cuenta. Nos ataca el salitre o la maresía o lo que sea ya que vivimos pegaditos al mar. Tan pegaditos como el centro comercial que construyeron hace unos años en la salida de Las Palmas hacia el Sur que, si no está construido sobre las olas del mar lo parece. Justo en este centro hemos podido ver como el salitre se come el hierro al igual que, posiblemente, deteriora nuestra salud. A pesar de los pesares. Nos lo dijo la señal de tráfico que presentaba herrumbre a tuti plen con un boquete trabajado a conciencia que vimos en los alrededores del citado centro comercial. Por ello, un consejo: cuidense del salitre y no sean desdichados.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Cabeza

En un barrio populoso de nuestra Ciudad -el barrio de La Feria- hemos encontrado una cabeza. No sabemos quien es su autor ni que cabeza humana la inspiró. En realidad no sabemos nada de ella sino que está hecha de hierros ensamblados y que representa a un hombre no joven ya. La expresión de sus ojos hemos de imaginarla pues se pierde por entre los resquicios de la obra: por entre los huecos que la cabeza nos presenta. Después de verla y fotografiarla ya no podemos decir que de ella no sabemos nada. Sabemos algo que a lo mejor nos identifica a la persona a quien el artista quiso recordar. Tiene en la cara -pintado- un mostacho. Este nos da una pista, aunque no sabemos si fue el orfebre quien se lo puso o si fue un espontáneo pintor.
 

domingo, 7 de octubre de 2018

Cambios

Cambiaban de color las hojas de las elegantes palmeras en el parque Doramas. Cambiaban de color otras plantas. En los cambios veíamos mezcla de colores: rojo y blanco, verde y blanco, azul y blanco. Los veíamos como telón de fondo de un estupendo concierto dentro de la serie que tiene el elegante nombre de Musicando. Sobre el escenario una pareja de jóvenes. Ella y él; él y ella. Él con la guitarra y ella poniendo su alma en las canciones y en el acompañamiento que hacía palmeando sus manos. Ella andaluza, de Sevilla, hija de flamencos, flamenca ella. Él, seguramente, igualmente gitano. Las canciones nos iban entrando como un rocío mientras nosotros nos íbamos dejándonos llevar por el cambiante color de las palmeras.