martes, 31 de marzo de 2020

De Ramos

Nos llega el Domingo de Ramos y con él daremos paso a la Semana Santa -Semana de Pasión- que nos traerá unos actos litúrgicos y procesiones (si las hubiera), sin duda, atípicos. Ni los más viejos del lugar tendrán en sus memorias cosa igual. Lo más parecido -quizás- en los tiempos de la guerra y de la posguerra. O los tiempos de la dictadura (de los que nosotros sí nos acordamos) cuando se suspendían los cines y otros espectáculos y por la radio tan sólo nos daban música sacra o clásica. Lo de ahora es distinto porque distintos son los tiempos pues el coronavirus manda: calles vacías acogerán los recuerdos de las magnas procesiones de ayer; con los ojos del alma veremos al Señor de la Burrita y al Señor Crucificado y a la Dolorosa y a la Virgen de la Soledad. El Encuentro esta Semana Santa, al no tener lugar, será sin que Madre e Hijo se encuentren. Nuestras señoras y jóvenes no llevarán como siempre, con unción, las blancas mantillas canarias...Y los Monumentos del Jueves Santo no tendrán flores ni ornamentación como se merecen. O al menos, no los podremos ver ni admirar.

jueves, 26 de marzo de 2020

El libro

Teníamos perdido el libro y ello nos causaba tristeza pues era un recuerdo de nuestro tío Juan.
Lo hemos encontrado ahora entre los volúmenes de nuestra pequeña biblioteca en la que hemos estado quitando y poniendo por aquello del confinamiento debido. Su título, Crónicas y Narraciones, nos lleva a un tiempo en que Juan Sosa escribía sobre cosas de nuestra ciudad. Su prosa cálida, su mirada que se detenía en los detalles nos dejaban estampas que para sí quisiera las mejores fotografías. Hemos abierto el libro y a vuela pluma hemos pasado de un artículo a otro, sin orden, deteniéndonos aquí y allá. Así hemos leído sobre el Mercado antiguo de Las Palmas con su reloj, y con la placa que nos dice que fue construido en tiempos de Isabel II. Y nos ha llamado la atención sus apuntes del edificio que entonces estaba enfrente del Mercado pegado a la pared del barranco con las ventanas dando para el cauce seco y lleno de piedras y otras cosas que nos traía las correntías, en tiempos de lluvia, nuestro querido Guiniguada. Nos llamó la atención, pues nosotros fuimos algunas veces a tomar café con leche o chocolate con churros a la churrería que allí estaba, y, también, nos asomamos -era obligado- a ver el barranco por tales ventanas.   

lunes, 23 de marzo de 2020

El último

Vemos con cariñosa pena el último solar de lo que fue ladera. Vemos con pena como aquel espacio libre, de tierra ocre, lleno de pequeñas plantas de 'las nuestras' se ha convertido en un entramado de casas chalets con vistas al mar. La ladera -la de Schamann- se extendía desde el Paseo de Chil hasta la nueva barriada que estaba arriba en la loma. Una carretera estrecha y con pocas curvas que no recordamos si era de tierra o ya estaba asfaltada (por la que un día se desriscó un camión que sacó de su letargo a los schamaneros) cortaba en dos a la ladera y ésta estaba -al contrario que la de los Riscos- sin casa alguna apenas. Sólo podíamos ver las casas de la Ladera de Cuyás, antiguas cuarterías de los labradores que trabajaban en las fincas de abajo. Veíamos a la ladera como si fuese una bandera de color ocre que se extendía al aire de la ciudad llena de cardones, de aulagas, de tuneras... Parecía ser como esas montañas que poníamos con papel de envolver en los Nacimientos caseros. Ni una casa. Era un solar grande para soñar. Ahora, para nuestro desconsuelo todo es distinto: sólo queda un último solar sin edificar al que dedicamos nuestra cariñosa pena. 

sábado, 21 de marzo de 2020

Resquicio

Por un resquicio en una acera de una avenida de nuestra ciudad unas lindas plantas asoman hacia lo alto buscando la luz y el  sol. Sus semillas han germinado abajo en lugar que no sabemos será tierra o cemento. Una vez nacidas, las plantitas han tomado el camino correcto en busca de su desarrollo tal como le manda la vida. Nos ha emocionado el verlas en estos días en que luchamos contra un virus que ha venido a perturbar nuestra aparente tranquilidad. En la calle, casi desierta por la cuarentena, esta imagen, en estos tiempos de zozobras es un símbolo que podríamos aprovechar. 

domingo, 15 de marzo de 2020

El carro

"Mi carro me lo robaaaron anoche cuando dormíía..." cantaba Manolo Escobar anticipándose, pudiera ser, al canto doloroso de los supermercados. Porque doloroso es ver como algunos desaprensivos se llevan los carros y, luego, en lugar de devolverlos tal cual, los dejan abandonados. Pensamos en ello viendo el carro de la fotografía junto a un muro en un alejado lugar de la ciudad. El pobre carro, de buen ver aún, está tirado y sus colores, verde y amarillo, son sólo recuerdos de su truncada utilidad.   

sábado, 14 de marzo de 2020

Desde siempre

Desde siempre, o antes, las guaguas han ido abarrotadas en horas puntas y todos hemos viajado arrejuntaos muchas veces como sardinas en lata. No es un fenómeno nuevo, por tanto. Lo que sí es nuevo es el mensaje que vemos en las enormes guaguas amarillas de ahora. No dice muy finamente: "Por favor,  acceda a la parte trasera de la guagua". Este letrero ha venido a sustituir -pensamos- al mensaje a voz en grito del cobrador de entonces, que al decir "¡COMPLETO!", cuando el viejo vehículo iba lleno, dio lugar al dicho canarión aquel de: "Completito, apáreme en la esquina", tan nuestro. 

sábado, 7 de marzo de 2020

Miau

El gato blanquito dejó escapar un tenue maullido que pareció ser el lloro de un niño chico. El maullido voló suavemente hacia el cielo de enero (cuando los gatos salen a enamorar) buscando las estrellas que allá arriba brillaban. Pero el sonido no llegó muy lejos. El ronroneo del gatito quedó enganchado en los letreros de una tienda que en la plaza del barrio había. El gato se le quedó mirando -con sus ojos que ven en la obscuridad- y vio que se trataba de una frutería, y se dijo: ¡Qué mala pata que tengo! Ya pudo trabarse mi miau en el letrero de una pescadería en la que pudiera yo encontrar a cambio de él unas riquísimas sardinas.