lunes, 28 de diciembre de 2020

El olivo


 Quisieron plantar un olivo como signo de la fraternidad que debe reinar entre nosotros. Como el olivo que trae la paloma de la paz. Como aquél que fue llevado al Arca de Noé tras el Diluvio. Fue a partir de un desgraciado suceso en el que un muchacho de diecinueve años perdió la vida a golpes que le propinaron otros tres jóvenes de forma salvaje. Para ello, para el olivo, hicieron y habilitaron una pequeña plaza a la que dieron el nombre sabio de Plaza de la No Violencia. Bajo el olivo unas sentidas palabras recuerdan al joven, a nuestro joven, muerto....

viernes, 25 de diciembre de 2020

La muela

 

Hemos encontrado una muela en la trasera de nuestro Hospital Universitario Doctor Negrín. Es una pieza grande que nos hace pensar que quien la llevaba era un hombre alto y fuerte, posiblemente un gigante. Está limpia al haber recibido aguas de lluvias y los rocíos de las mañanas, y no tiene restos sanguinolentos visibles. Es, por otra parte, una muela bonita, de color blanco, con cortes bien definidos. Nos paramos junto a ella. Destaca en lugar privilegiado de colores verde de césped y rojo de flores de Pascua.

Damos vueltas  a su alrededor intentando averiguar quien fue su propietario. Pensamos que, muy probablemente fue un paciente que vino en busca de cura de su boca dolorida sin percatarse de que la Seguridad Social no cubre las molestias de la dentadura en jóvenes ni en mayores. Ni mucho menos en gente tan grande como nuestro gigante. 
 

sábado, 19 de diciembre de 2020

Error


De día parece un error y de noche un adefesio. No sabemos con qué quedarnos, si con lo malo o con lo peor. Lo malo es que es un feo que tiene la Ciudad en un edificio importante cual es el Conservatorio Profesional de Música, y el error, fue cometido (y que nos perdonen los responsables) por los arquitectos que diseñaron y firmaron los planos del edificio. Nos gustaría saber si una razón, poderosa y entendible, obligó a hacer este socavón vertical en la pared que da a la calle General Bravo, frente a las Domínicas, para poner en él un 'algo' con forma de arco, sin salida ni entrada ni cosa que se le parezca. Hoy, este arco sirve para que los amigos de los grafitis se animen a escribir mensajes. Y es posible que el hueco sirva de evacuatorio para alguien apurado. Pensamos y nos preguntamos: ¿Alguna autoridad será capaz de tomar cartas en el asunto y obligar a que se arregle o se disimule tal perfecto desaguisado? La pregunta queda flotando en el aire con las notas musicales que parten volando desde las aulas del sabio conservatorio que no merece tal despropósito ornamental. 

viernes, 11 de diciembre de 2020

Parterre


Hay un parterre, más bien pequeño que grande, en la Avenida de Las Canteras. Este pequeñísimo jardín sin flores, muy posiblemente pase desapercibido para la mayoría de los paseantes. A fuer de verlo, ni se ve. Nosotros nos paramos para mirarlo y no por el parterre en si sino por las esbeltas diez palmeras que están en su interior. No son palmeras canarias; no son ejemplares de nuestras esbeltas Phoenix Canariensis y sin embargo son palmeras que se elevan con gracia también hacia el cielo. Precioso conjunto que si fuera de flores recibiría los elogios de nativos y forasteros. Pero ahí están ellas, tal vez olvidadas, diciéndonos: "somos libres y fuertes, somos hermosas y somos un portento". Y tienen razón pues se elevan en el pequeño parterre desafiando al mar y a los vientos.    

lunes, 7 de diciembre de 2020

La perrachica


Teníamos la perra chica, la perra grande, el real y la peseta. Luego nos vendría la media peseta y no sabemos de cuándo era el duro y los billetes de veinticinco, de cincuenta y de cien pesetas. Éstos, los "canelos", que era como llamábamos a los veinte duros, venían con la efigie de Pérez Galdós, de algún afamado músico o poeta o con la mujer morena que pintó Julio Romero de Torres. Tenían un claro valor material pero más aún tenía el valor de aquello que se ansía tener y nunca se consigue. Era nuestro dinero de entonces. Querido y escaso dinero. Nos acordamos de ello ayer, al toparnos con el letrero de un restaurante cerrado en una calle medio céntrica: "La perrachica" decía. Y este nombre nos trajo recuerdos de nuestra adorada niñez y primera juventud.  

martes, 1 de diciembre de 2020

Simetría


Sentados en uno de los bancos que en la calle Triana permite el descanso al sol de tantos jubilados, paseamos nuestra mirada por las fachadas de las casas que enfrente tenemos. En una de ella nos llama la atención cuatro banderolas que en vertical nos dicen: "Bellini 100 años". Nos quedamos atónitos pues no suponíamos que una empresa familiar que no era de ropa ni de calzados pudiera aguantar tanto tiempo en la calle Mayor de nuestra ciudad. Y entre atónitos y asombrados nos pusimos a apreciar la simetría que teníamos delante de nuestros ojos. Se trata de una casa de tres plantas. En la primera se abren tres huecos de puertas, dos de ellos hoy ocupados por una entidad bancaria, y un tercero que es el zaguán por el que se accede a los pisos superiores. En estos, en los dos pisos superiores advertimos tres graciosas ventanas en cada uno, enmarcadas, al igual que las puertas de abajo, con piedra noble. En las ventanas centrales vemos balcones de hierro forjado y también en los bajos de las otras. Los cristales relucen ataviados con el sol del mediodía. Y arriba, en la parte más alta, una hilera de pequeñas columnatas y una terminación preciosa, también de nuestra piedra azul de cantería. Linda casa para unas bandoleras que nos hablan de cien años que parecen que no han sido nada.