jueves, 31 de octubre de 2013

Y sin memoria

Viajaba en la guagua una señora mayor. Bien trajeada, elegante, con su cabello blanco como mopas de algodón. Había subido unas paradas antes de que yo lo hiciera. Iba sola; sin dinero, sin bonobús, sin documentación y, al parecer, sin memoria. Un  hombre había 'picado' el ticket por ella. Casi todos los pasajeros estaban alrededor de su asiento haciéndole preguntas queriendo saber cosas de ella. Ya se sabe: su nombre, su domicilio, su familia. Ella contestaba dando datos vagos: vivía en la Avenida, arriba, y luego tenía que bajar por una calle... y sus hijos no la dejaban salir sola. No recordaba como se llamaba. Sabía -eso sí- cantar muy bien, con buena voz y entonación aceptable, una canción antigua, desconocida por mí,  que hablaba de una mujer que se iba no se sabe a donde surcando los mares...

Los pasajeros trataban de ayudarla y una señora que viajaba con nosotros quedó en hacerle compañía hasta tanto se arreglara su situación. Nos alegramos pues por esta vez, y ojalá que por siempre, la solidaridad de nuestras gentes se puso de manifiesto en la guagua. 

1 comentario:

  1. Es maravilloso cuando vemos un testimonio como el que nos cuentas, en el que las dificultades de uno son asumidas por el resto. Si fuésemos un poco más solidarios, el mundo sería una balsa de aceite.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar