viernes, 11 de octubre de 2013

La casa pintada

Un hombre en el balcón, con una brocha en su mano derecha, retocaba el frontis de la casa o sacudía algo de suciedad en el mismo. Ello hizo que miráramos para la casa y comprobáramos que había sido pintada hacía poco tiempo pues la pared no tenía desconches ni presentaba esa cascarilla del encalado que tiene después de algún tiempo recibiendo las inclemencias del sol y de la lluvia que no perdonan. La casa de la que hablamos, de tres pisos, está en la peatonal calle de la Peregrina y, como la calle sirve de paso entre los barrios de Vegueta y de Triana, diariamente verá pasar a mucha gente caminando en uno u otro sentido. El primer piso de la casa presenta una puerta central que se abre a un zaguán, y en este, otra puerta con cristal, nos deja entrever algo que pudiera ser un patio canario. Los dos pisos superiores tienen sendos balcones no muy pronunciados de madera noble. El frontis, como decimos, está recién pintado con un tono pastel verde o azulado desvaído en toda la superficie que está enmarcada por piedra "de Arucas". En la carpintería -puertas, ventanas, balcones- se aprecia las manos del maestro que con buen hacer le dio barniz.

Nosotros al ver al hombre -propietario o inquilino-  quedamos seguros de que estaba mimando a la casa, satisfecho. Y no es para menos, pues la remozada fachada, ¡qué gusto daba el verla! nos daba también a nosotros plena satisfacción.    

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