jueves, 24 de octubre de 2013

Organdí

La tarde se vistió de otoño y el cielo se puso el traje de organdí. Cambió la temperatura dándonos un respiro en la Capital y desde la zona alta podíamos ver el mar con su color azul de siempre. Mientras en las Cumbres el mismo canario -nuestro cielo canario- se vestía de rojo y gualda. De allá arriba nos llegaron las noticias de un incendio pavoroso y traicionero que nos llenó el alma de congoja y por más que intentábamos escribir algo agradable las letras del ordenador nos imponían unas tristes melodías. Por ello, por hoy, cierro esta entrada con tristeza.

1 comentario:

  1. Es tremendo lo de los incendios, la mayoría de ellos no fortuitos. En verdad es una situación en la que sólo cabe la tristeza.
    Un abrazo.

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