martes, 5 de noviembre de 2013

Telegramas

Un edificio del Parque Santa Catalina tiene en el frontis, arriba, los nombres de Correos y Telégrafos. Aquí estuvo si no recuerdo mal unas oficinas abiertas al público para los envíos y recogidas de cartas, paquetes y telegramas. Al ver los nombres que aun se conservan porque el edificio sirve de almacén de reparto no he podido dejar de pensar en los cambios que hemos vividos en cuanto a las comunicaciones se refiere. Hemos podido comprobar como la función del telégrafo (si es que aún existe) se ha visto relegada al olvido. Los mayores aun recordamos, posiblemente, aquellos papeles de color azul claro que se doblaban formando un sobre pequeño, en cuyo interior venían las letras con las palabras precisas de la nueva que alguien quiso o necesitó comunicar. Noticias que para las familias algunas veces eran una desgracia y otras la comunicación de algún enlace matrimonial. Otra cosa eran los telegramas de las Empresas notificando temas comerciales. Unos y otros tenían en común el ser escuetos mensajes para que su coste fuera soportable.

Hoy en día el WatsApp y otras aplicaciones de los teléfonos móviles y de los ordenadores nos tienen sorprendentemente conectados al minuto. Por ello ya no hay ilusión ni sorpresas; ni siquiera la ilusión navideña de la felicitación por carta que hace años por estos días empezábamos a recibir como si fuera el turrón que siempre volvía por Navidad.

1 comentario:

  1. Es verdad que los tiempos cambian y que hoy no se habría inventado el maratón porque tenemos otros medios de comunicarnos y de forma inmediata; pero también es cierto que Correos sigue teniendo un amplio negocio en los envíos de paquetería, lo que sucede es que se han dejado comer el terreno por las empresas de mensajería.
    Un abrazo.

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