jueves, 13 de marzo de 2014

Geranios

Hoy hemos estado en Triana, en nuestra calle Mayor, en horas del mediodía. La temperatura agradable anuncia la llegada de la primavera y quizás por ello hay mucha gente que pasea o simplemente va a sus asuntos sin mayores prisas. Un grupo de músicos (dos jóvenes que luego serán tres) toca música clásica sin que ello pare el paso sosegado de unos y otros de aquí para allá. En otro banco, otro joven toca la guitarra. Unos escolares -niñas y niños- del colegio dominico cercano participan en una clase o concurso de dibujo y se muestran interesados en dibujar las fachadas de dos casas, una a cada lado de la calle, y unos pocos aldeanos reivindican con pancarta y pitos sonoros una segura carretera para su Aldea. Las mesas de las cafeterías en la calle Mayor y en las calles cercanas están casi todas ocupadas. Vemos que cada cual toma café o cortado, vino o cerveza, y nosotros pensamos que ello será según sus apetencias. Aun no es la hora del almuerzo pues para los nativos es algo más tarde. Algún turista despistado, acostumbrado al almuerzo tempranero de sus tierras, puede que pida algo para comer pero no hemos visto a ninguno en ello. Nosotros seguimos nuestro rumbo y nos encontramos en el camino con un bonito conjunto de geranios, rosas unos matizados de blanco, y rojos otros. Los vemos y nos imaginamos que seguramente los automovilistas que pasan raudos por esta calle, paralela a la de Triana, no tienen tiempo de gozar de la frescura de las flores, y nos decimos: pobres que son ellos: ellos se lo pierden.


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