miércoles, 4 de septiembre de 2013

Corte y confección

Un edificio, que ya va pa'viejo por los años que tiene que no por su aspecto, de la calle Mayor de Triana tiene en su fachada el reloj que durante tanto tiempo permitió conocer la hora a los palmenses. El reloj no da ya la hora pero sigue conservando el nombre del fabricante o del relojero que le dio vida: Pflüeger. El edificio tiene cinco puertas-ventanas terminadas en arcos decorados y unas rejas de hierro como balaustres que le sirven si alguien quiere usar las ventanas como balcón. El frontis además tiene piedra noble -de Arucas, posiblemente- que le da prestancia al conjunto. 

Vimos el otro día que tres de las ventanas anuncian en sus cristales el "Sistema Amador", y también que una puerta estrecha, en medio de otras anchas de los comercios de los bajos, anuncia la Academia de Corte: o sea, estamos ante la Academia de Corte y Confección Sistema Amador. En esta Academia que pudiera ser la más veterana de Las Palmas aprendieron miles de señoras y señoritas el arte de la confección. Y ahí está, dale que dale a la enseñanza, aunque en los tiempos que vivimos las ropas nos vienen confeccionadas de países exóticos que a lo mejor no sabemos como se llaman ni podríamos situar en el mapamundis. a precios de usar y tirar. Y nos preguntamos cuántas alumnas acudirán a las clases y si entre ellas algún alumno se atreverá, pues no olvidemos que en la Alta Costura los modistos son los reyes.

1 comentario:

  1. La ciudad envejece al tiempo que sus edificios se remodelan al menos en sus usos. Al paso que vamos, no sería de extrañar que cualquier día de estos ese bello edificio sea un bazar chino.
    Un abrazo.

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