jueves, 12 de septiembre de 2013

Lazarillo

En algunos puntos de la Ciudad podemos encontrar un pequeño kiosko en el que un ciego o una persona con la visión muy reducida vende cupones de la ONCE; en otros sitios lo hacen con una mesa desmontable, de plástico, y una sombrilla para resguardarse del sol, que montan y desmontan allá a donde vayan; y también hay ciegos que ofrecen su 'ilusión de todos los días' a pie de calle sin más ayuda que sus piernas o con una simple silla en la que sentarse. La gente compra, o no. Hay quienes lo hacen de tarde en tarde -es mi caso- y otros que buscan la suerte a diario. Unos y otros ayudamos a estas personas discapacitadas a ganarse el pan. Junto al ciego, a la puerta del chiringuito o junto a sus piernas bajo la sombrilla encontramos a su fiel mascota: al perro lazarillo, muchas veces de color negro brillante, siempre sumiso, siempre atento, siempre acompañante fiel...

Traigo al ciego hoy a estas escenas palmenses porque la semana última otorgaron a la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles) el Premio Principe de Asturias a la Concordia. Premio que habrá llenado de alegría y orgullo a todos los afiliados y que debe llenarnos a todos de satisfacción. Pues es un premio totalmente merecido. Esperemos que en el acto solemne de entrega de los premios se acuerden de mencionar al perro lazarillo y que a estos les den un hueso de los más sabrosos por su cariño y compañía.  

1 comentario:

  1. Me parece muy loable este y cada uno de los artículos que escribes últimamente describiendo lo que tus ojos ven en la ciudad que habitas. Creo que es un buen ejercicio físico, por el paseo al que te ves obligado; cognitivo, por el desarrollo mental que comporta, y también muy loable por ser notario de cuanto sucede.
    Estoy de acuerdo contigo, esos lazarillos merecen ser algo más que perros.

    ResponderEliminar