Un día lo trasladaron de lugar. No por el agua, lo que le hubiera dado satisfacciones sino por tierra, sobre un camión, como si fuese un mueble fuera de uso. Ahora está, dicen, en un lugar más adecuado para que sea visto sin recato por quienes nos visitan. ¿Gustará a nuestro barco verse asediado por tantos ojos que lo desnudarán, por tantas cámaras que robarán su imagen? Tal vez, pero nosotros, por él, hubiésemos deseado que lo dejaran en donde estaba junto al jardín, al lado del Castillo, compañero suyo de los últimos años.
lunes, 15 de diciembre de 2014
El barco
Un día lo trasladaron de lugar. No por el agua, lo que le hubiera dado satisfacciones sino por tierra, sobre un camión, como si fuese un mueble fuera de uso. Ahora está, dicen, en un lugar más adecuado para que sea visto sin recato por quienes nos visitan. ¿Gustará a nuestro barco verse asediado por tantos ojos que lo desnudarán, por tantas cámaras que robarán su imagen? Tal vez, pero nosotros, por él, hubiésemos deseado que lo dejaran en donde estaba junto al jardín, al lado del Castillo, compañero suyo de los últimos años.
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