jueves, 27 de febrero de 2014

La moto

Las llamábamos 'amoto' en aquellos años en que casi ni sabíamos hablar. Después la empezamos a llamar con su nombre cierto, motocicleta, o simplemente moto, para abreviar. Aunque bien es cierto que a la larga tuvimos una connotación distinta para cada palabra: la moto era un vehículo potente, de suficiente cilindrada para comerse el mundo, mientras que la motocicleta o 'motilla' era algo más de andar por casa. 

Una moto que nos llegó un día y que era harto diferente fue la Vespa a la que popularizaron Grepory Peck y Audrey Hepburn en la película Vacaciones en Roma que tanto éxito tuvo en nuestra Ciudad. En estos días hemos visto a esta pobre motocicleta de la fotografía (Vespa o Vespino), desguazada sin piedad en una calle, que ha terminado sus días como si de un viejo y destartalado árbol se tratase, en un hueco para árbol de los de verdad. Alguien debió tenerle manía a la pobre moto lo que le llevó a hacerla una pifia, un desecho. La pobre habrá sufrido en verdad viéndose coja, con una rueda tan solo, con la que no puede circular. Y habrá llorado su pena derramando como lágrimas amargas, el combustible y el aceite que guardaba en sus depósitos hoy rotos y desencajados. 

1 comentario:

  1. No me preguntes por qué, pero me has hecho recordar marcas como Guzzi, Bultaco... pero el pensamiento más curioso es el de aquella Velosolex, un híbrido entre bicicleta y motocicleta.
    Un fuerte abrazo.

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