Antevíspera
En la antevíspera de Reyes paseábamos por Triana. Al rato nos sentamos en uno de los bancos que encontramos vacío. Al poco llega un hombre cargado con bultos varios; pide permiso para ocupar la mitad del banco, saca un órgano electrónico, un amplificador, unos cables y algo más; se entretiene un rato colocando el órgano y los aparejos y luego comienza a tocar sentidas canciones del ayer. La gente pasea. Mayores caminando y algunos en coches para discapacitados por la edad. Niños pequeños van y vienen, a otros, más pequeños aún, los llevan en cochitos. Una señora con uno de ellos se para frente al pianista. El niño, un pequeñajo, mira con sus hermosos ojos grandes y escucha con atención. Al final de cada pieza, el niño aplaude: es un amor. En un kiosco que está enfrente alguien compra. Nosotros, atentos a todo, nos pasamos un buen rato embobados, mientras la tarde se iba bajo el alumbrado de la Navidad...
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