sábado, 22 de febrero de 2020

Los pescadores

Paseábamos por el barrio marinero de San Cristóbal y nos detuvimos a ver a dos pescadores que estaban absortos en su trabajo o, al menos, entretenidos. Los veíamos con sus cañas que habían lanzado al mar esperando una captura. De repente, uno de ellos sintió algo, quizás la boya que se hundía, y con hábil manejo tiró de la caña hacia sí y pudo comprobar que en el anzuelo había un lindo y no pequeño pez que se debatía en el aire fuera de su hábitat natural, boqueando, y preguntándose, tal vez, que bicho le había picado. El pescador agraciado tomó al pez ya pescado en su mano izquierda y con igual destreza le quitó el anzuelo y lo depositó en un bote de plástico traslúcido en el que nos pareció ver moverse con desesperación al pobre cautivo. Luego, con parsimonia puso nuevamente carnada, alzó la caña por detrás de sí y la lanzó a las tranquilas aguas de la mar. El otro marinero, nos parecía, seguía con su paciente espera a que la boya le diera una alegría.   

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