Este diciembre que, fiel a su destino, nos trae la Navidad, no está trayendo como debiera la beneficiosa lluvia al campo ni a la ciudad. Lluvia que añoramos cuando vemos en los termómetros callejeros el tormento e los números de elevadas temperaturas. Por ello es de agradecer el que por las tardes un airecillo nos permita usar una ligera prenda de abrigo mientras contemplamos la perfección de la naturaleza en cada atardecer.
viernes, 18 de diciembre de 2015
Sin lluvias
Este diciembre que, fiel a su destino, nos trae la Navidad, no está trayendo como debiera la beneficiosa lluvia al campo ni a la ciudad. Lluvia que añoramos cuando vemos en los termómetros callejeros el tormento e los números de elevadas temperaturas. Por ello es de agradecer el que por las tardes un airecillo nos permita usar una ligera prenda de abrigo mientras contemplamos la perfección de la naturaleza en cada atardecer.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Esto que cuentas, que también sucede en Andalucía, es una prueba más de que el cambio climático es un hecho constatable, aunque todos se resistan a responsabilizarlo a la intervención humana.
ResponderEliminarUn abrazo.