martes, 24 de noviembre de 2015
Grandullones y pequeñajos
El grandullón, junto a otro trasatlántico grande, grande, está atracado en el muelle de cruceros. En otro muelle, en el Reina Sofía, podemos ver las grandes torres para perforaciones petrolíferas en el mar. Ellos, los grandullones, están a salvo de la marejada, indiferentes, pensamos, a lo que ocurre a su alrededor. Y no debieran estarlo pues lo que ocurre en esta mañana de domingo es algo grandioso, algo sublime, que habla del espíritu aventurero y de sacrificio del hombre y de la mujer; del ser humano. Pues en barcos pequeñajos unos nautas se disponen un año más a realizar la travesía desde nuestra isla a la de Santa Lucía, en el Caribe, surcando durante días y noches el océano Atlántico que nos une y que nos separa. Feliz viaje, les deseamos.
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El puerto es un lugar donde soñar; soñar con otros mundo, con aventuras y peripecias, pero uno no tiene más remedio que preguntarse, ante tanta diferencia de calado de un barco a otro, ¿cuáles serán las diferencias en la singladura?
ResponderEliminarUn abrazo.