Primer domingo de mes, con los comercios abiertos, y mañana de Halloween. Además la Casa Museo de Colón con entrada libre. Todo ello prometía. Así que nos fuimos a la calle Mayor en una mañana en que ni los rigores del sol ni las molestias de la lluvia nos acompañaba. No todas las tiendas abren y solo en algunas vemos cucuruchos para que las brujas se cubran sus cabezas y otras cosas que se suponen dan miedo junto a unas sonrientes calabazas. A mitad de la calle un cartel en un tenderete anima a llevar Recuerdos inolvidables para toda la Familia, en fotografías. Tres simpáticas brujas, de blanco satén, en el suelo, animaban a ello.
Para completar la mañana, en la Casa de Colón pudimos ver un altar a los muertos tal como se hacen en Méjico. Flores, velas, frutas y la fotografía de un hombre fallecido: de un finado. (¿Los llamarán así, como nosotros, en el país hermanos?)
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