lunes, 20 de abril de 2015

Sombras chinescas


A las nueve de la noche se ha ido la luz solar de la calle de Triana. La obscuridad total queda vencida por las farolas y por los escaparates iluminados. Es sábado y la calle, que es comercial, ha tenido hasta hace poco, pese al frío, un incesante tráfico de gentes. Nos apostamos junto al conjunto monumental al doctor Negrín -hombre de la política y de la ciencia- justo en la confluencia de Triana con la calle de San Pedro. Frente a nosotros el edificio que fue de Almacenes Cardona, después de La Caja y hoy es sede de Bankia que pasó a quedarse con casi todo de la que fue nuestra Caja Insular de Ahorros y Monte de Piedad. En el edificio, una pantalla está preparada y un nutrido grupo de padres (sobre todo madres), con sus niños, esperan a que empiece el espectáculo. Le han prometido sombras chinescas (con motivo del Día del Libro) y por ellas aguardan. Los niños se impacientan hasta que alguien les invita a entrar en el pórtico del edificio y allí, sentados en el suelo, van a ser ellos los principales escuchantes de los cuentos. Porque a las sombras chinescas se unen tres cuentos que, con música apropiada, harán las delicias de todos los pequeños. Cuenta los cuentos Yanira. Despacio. Desgranando las palabras que van llegando a nuestros oídos como en un dulce sueño. Mientras, las sombras -negro sobre blanco- se mueven y gesticulan viviendo en las pantallas (una adentro y otra afuera) las peripecias de los personajes, casi vivos, de los cuentos.  

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