lunes, 4 de mayo de 2015

Bajo los soportales

Les vimos bajo los soportales de un cercano centro comercial. Eran, un hombre de melena larga y rubia con aspecto extranjero, una mujer joven de pelo negro y un perro. Él tocaba la guitarra y ella el acordeón; el perro, echado al lado de su ama, seguramente disfrutaba de la música. Nos paramos a verlos y seguimos con agrado los rápidos acordes que fluían de sus instrumentos musicales. Nos recordaron al folk o al country lo que nos llevó a pensar que la pareja bien podría ser de americanos, de la América profunda de los Estados Unidos, que hubieran recalado a nuestras costas. Él hablaba inglés y chapurreaba el español mientras el español de ella era fluido sin acento alguno extranjero. ¿Sería ella de aquí, canaria, española? Pudiera ser. El perro sí era canario, según dijo la joven: de Tenerife. Al oír el comentario, nuestra atención fuese hacia el animal pues siempre es bueno encontrar entre nosotros a un paisano de otras islas si además éste es un joven, bonito y tranquilo animal, según parece.

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