lunes, 24 de febrero de 2014

De paso

Un buen día de hace unos años, nos encontramos con un hombre que estaba de paso en nuestra Ciudad. El hombre estaba tendido en un muro cercano al mar y parecía dormir. Al acercarnos abrió sus ojos azules y nos miró con la curiosidad conque nosotros le mirábamos. Supimos que era extranjero y en un inglés chapurreado iniciamos una conversación que, valgan verdades, duró muy poco. Supimos que estaba de paso y que había venido de un país situado en las antípodas de Canarias. Era, dedujimos, un trotamundos que con sus pertenencias a cuestas hacía turismo yendo de aquí para allá. Le pedimos que se sentara y no puso peros a la fotografía. Su larga melena y su barba le daban aspecto de lobo de mar y en su media sonrisa y en sus ojos se veían unas chispas de amabilidad hacia nosotros. Hoy nos preguntamos que ha sido de el, si siguió su camino por el anchuroso mar o por los cielos abiertos hacia países lejanos o si quedó entre nosotros y aquí terminó echando raíces. Era, el nos lo dijo, tan solo un hombre de paso. 

1 comentario:

  1. Por increíble que parezca, hay personas que deambulan de un lugar a otro y ni tienen ni quieren echar raíces.
    Un abrazo.

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