Una hamaca
Una hamaca en la arena de Las Canteras entre dos palmeras o dos cocoteros nos trae a la cabeza el recuerdo de estampas vistas de playas tropicales. Y pensamos, claro que pensamos, en lo bonito que quedaría una alfombra roja por la que pasaran nuestros visitantes entre la avenida y la orilla del mar. Sería, estamos seguros, un toque de glamour. Mientras tanto, el hombre en su hamaca, tranquilo él, parece dormirla siesta acariciado por la brisa marina y a cubierto de los rigores del sol por la sombra de las palmeras, o cocoteros, que en esto nos formamos un lío tremendo si queremos diferenciarlos. Estamos a ver si un coco le cae al hombre dormido en la cabeza. Entonces, saldremos de dudas. Sin duda.
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