Unas pinturas
En el intercambiador de Santa Catalina hay colocadas a buena altura para quienes miren a lo alto unas pinturas que tratan de animar a los sufridos (y a los que no) usuarios de guaguas. Son pocas las pinturas, pero son alegres y ello compensa. Nosotros, cuando por alguna razón nos bajamos allí de la guagua echamos una mirada para que nuestra estima suba un montón. Y lo conseguimos, pues la sonrisa -esa sonrisa socarrona del isleño, suponemos- viene por sí sola. Nos gustan todas pero sobre todo la del vejete montado en la vespa. Qué de ánimos que tiene el hombre y qué de cuernos que pone con su mano derecha. Todo un dechado de bondad enmarcado en su lindo bigote. Ahí está él, proa al viento.
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