lunes, 13 de agosto de 2018

La grúa

La grúa era en verdad larga como un día sin pan. Mira, decían los entendidos que éramos todos, ¡es gran grande que la catedral, pasa por encima de  la torre! Sí que era grande y de ella pendía -pasadas las diez de la noche- la vedette del espectáculo llevaba de abajo arriba y de aquí para allá iluminada por focos que proyectaban su silueta dentro de círculos blancos sobre la fachada preciosa de la catedral. De abajo subía la música y por aquí y por allá unos personajes, también iluminados en la negra plaza de Santa Ana (con sus farolas apagadas), pasaban con globos tales que pescados y otros amigos nuestros de la mar. El espectáculo no daba tregua: la vedette subía y bajaba, iba y venía, y el habitáculo en el que estaba -cual calabaza-carroza de Cenicienta
se abría y cerraba dejándonos ver en su interior acróbatas que se balanceaban valientemente en unos ejercicios de belleza dignos de poetas que los cantaran.

Bello fin de fiestas del Temudas 2018. Era hora de decirle adiós y esperar el año próximo. En éste nos ha dejado un dulce sabor de boca. Felicidades. 

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