lunes, 17 de noviembre de 2014

La pachorra

María Dolores de la Fé nos dejó en su novela (¿o cuento?) Isla Espiral una semblanza del ahijado Manolo de la protagonista. Nos dice: "Con su pachorra de siempre (como que es hijo de su padre, más pachorriento él también que todas las cosas)..."

Leyéndola, no nos cabe duda de que la genial escritora y mejor humorista, -a lo canario-, era, al igual que nosotros, animosa defensora de la pachorra. Esa forma de ser que nos caracteriza y que es parte indivisa de nuestra idiosincrasia. Por ello, nos preguntamos si ella estaría también enfadada con los prohombres 'palmenses' que amparándose en sus puestos de poder quieren por vía de hecho quitarnos tal patrimonio.

Nos referimos, hay que decirlo, a quienes en el seno de Guaguas Municipales (y de paso al concejal de movilidad de nuestro Ayuntamiento) han propiciado las paradas dobles. Esas paradas en las que se detiene una primera guagua en el punto marcado con un 1, y detrás, otra segunda en el 2. Esas paradas en las que se nos obliga a los sufridos usuarios (hombres, mujeres, niños, jóvenes, ancianos...), a ir corriendo, sin pachorra posible, para subir a la guagua deseada, ésta o aquella. Pues las dos abren su puertas, dejan subir a los que llegan a tiempo, y parten, dejando en la parada con magua a los que no se andaron listos, y con palpitaciones indeseadas a los afortunados.

Y nosotros rezamos para nuestros adentros: querida y adorada pachorra nuestra de siempre, no te vayas de nuestro terruño y déjanos, te lo pedimos, seguir siendo pachorrientos por sobre todas las cosas...  

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