miércoles, 10 de septiembre de 2014

La buena suerte

La buena suerte hizo que ayer me tropezara con un libro en una librería de viejo que está en una pequeña calle cercana a la Catedral. Al verlo no pensé ni un instante el adquirirlo. Claro está: el libro es una recopilación de textos y cartas y artículos escritos por mi querida prima Natalia Sosa (que en Gloria esté) por la que yo tenía un afecto especial y del que yo no tenía noticia alguna que existiera. Lo tomé con cariño, lo llevé a casa, y durante la tarde noche lo estuve ojeando. Contiene un mucho del alma de Natalia y casi, casi, que puedo escuchar su pausada voz al leerlo. Son artículos publicados en la prensa local: La Provincia, Canarias7, El Eco de Canarias y algunos vieron la luz en Mujeres en La Isla, revista que marcó un hito en la historia literaria de Las Palmas y que ojalá volvieran a publicar. Son artículos de opinión; son cartas de cuando anduvo fuera de la isla y son cartas escritas desde aquí adentro dirigidas a Pinito del Oro; es algún cuento por ahí escondido; y es, por lo que leo también, un recuerdo entrañable a su padre, que era mi querido tío Juan.

A media voz de llanto escribo este poema.
Es mediodía. Una campana suena
más allá de mi pecho,
sembrándome las horas que han pasado
una oscura semilla de tristeza.

Vuelvo, padre, los ojos
al ayer que fue contigo
a remotos lugares que no alcanzo,
más los párpados cerrados me ejecutan
frente al muro blanco de tu muerte.
...

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