martes, 17 de diciembre de 2013

La flor del drago

Sabía, pues lo había oído decir y lo había leído, que los aborígenes canarios llamaban sangre a la savia del drago. Cosa que no es de extrañar,  pues sabemos que el drago, -esta planta del terciario que por aquí tenemos- cuando es herido en su corteza suelta una substancia que al contacto con el aire toma un color cobrizo. Los antiguos tenían a esta sangre en gran estima porque tenía propiedades curativas para las encías y seguramente para otras cosas. Pero no sabía yo -no se me había ocurrido ni el pensar en ello- que el drago tuviera flor, y que si tiene flor tendría fruto y que éste daría lugar a la semilla. Lo pensé esta mañana pues estando por el campus universitario de Tafira vi un drago pequeño, joven aún, con unos racimos como de támbaras que nos diera una de nuestras palmeras. Eran flores, o eran frutos ya, no sé, de un color amarillento o anaranjado muy bonito. Estuve contemplando a la planta un rato y entonces pensé que uno de la botánica de nuestras islas sabe más bien poco, por no decir que no sabe naíta.

1 comentario:

  1. A veces no la conocemos, pero no hay planta que no tenga su medio reproductivo, en la que se basa la supervivencia de la especie.
    Un abarazo.

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