martes, 3 de diciembre de 2013

En la puerta

En la puerta del establecimiento de artículos de decoración (en la calle Pérez Galdós), nos aguardan dos ratones como centinelas sin fusil. Son dos grandes y orondos -que no gordos- ratones que nos reciben exhibiendo, sin exhibirlas, sendas sonrisas en sus bocas. Lo que sí tienen son las orejas levantadas y en cada ojo llevan, como anteojos, algo que nos recordaran lindos claveles. La nariz negra y, debajo, la corbata de pajarita les hacen parecer dos dandies dispuestos a ir al baile del atardecer. Estos bien dispuestos ratoncillos (de cartón reciclado) no tienen barriga, ni huesos, ni carnes, pero es seguro que han de tener corazón, pues que están hechos con indiscutible amor.

1 comentario:

  1. En tiempos de crisis, la imaginación tiene que suplir a las deficiencias.
    Un abrazo.

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