sábado, 16 de marzo de 2024

Bostezo

El hombre, en la guagua bostezaba que era un gusto. Lo teníamos de frente allá atrás. Nosotros le dábamos la espalda al conductor y estábamos cerquita de éste. El hombre -joven aún- con su bostezo parecía querer que le pudiéramos ver las caries (si las tenía), las amígdalas y la campanilla. La nuez de Adán también se le veía, pero por fuera. Todo ello formaba una estampa sugestiva que nos tuvo durante unos minutos embobados. No siempre puede uno reparar en lo que la gente hace pues un prurito nos lleva a mirar hacia otro lado cuando no a mirar con disimulo. No era el caso. Nuestro hombre ¿tendría los ojos cerrados? Estaba en su mundo; eso por descontado.  

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