miércoles, 5 de abril de 2023

Solajero

Estábamos en primavera pero habíamos tenido un día fuerte de calor con un solajero de esos que rajan las piedras propios de los meses de nuestro verano que ya sabemos que dura hasta bien avanzado octubre. Sudábamos la gota gorda y quienes pudieron fueron a la playa a encontrar consuelo y alivio. Allí esperaron hasta que fue cayendo la noche con una tarde que se alargaba pues el dueño de los cielos no parecía querer irse. En lo alto, lucía con esplendor de millones de soles, redondo y opulento. La gente en la arena parecía esperar el momento de su marcha para reverenciarle. La calor, majadera ella, seguía sin querer marcharse.

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