lunes, 4 de octubre de 2021

Bonito final


El edificio del Conservatorio de Música de nuestra Ciudad no puede ser catalogado de bonito de ninguna manera, se mire como se mire. Pensábamos. Feas a rabiar son las paredes que dan a las calles General Bravo y Maninidra, sin un ápice de gusto para ser -lo que debiera haber sido- un edificio emblemático. Se guiaron tan solo, suponemos, con el intento de que el ruido producido por los instrumentos tocados por estudiantes de música no llegara a la calle, para que la gente, los transeúntes y vecinos, no fuéramos molestados. Pensábamos que el edificio era feo por todos lados hasta que caímos en la cuenta de que el mismo cuenta con un bonito final. Nos referimos a la parte superior de la techumbre que puede verse desde la Plazuela por encima de la iglesia de San Francisco. Algo es algo, nos dijimos. Y nos quedamos satisfechos.  

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