Hay escaparates o espacios casi libres en las tiendas, que merecen premio. Eso es algo que pensamos con frecuencia pues no pasa día sin que encontremos algo con un toque de distinción o de humor que lo hace diferente. Son detalles, simples detalles: unos trajes, unos libros, unas gafas, unos bolsos... dejados aquí o allí como al desaire, con descuido, como quien no quiere la cosa. Como la muñeca con su cara sonriente que encontramos en una botica que quita y sana males y males. Pues si ella, la muñeca, no espanta pájaros es muy posible que espante nuestros males, si no del cuerpo, sí del alma.