Para colmo de males al Castillo de la Luz le ha crecido, al igual que a otros les crecen los enanos, una tapia. Una tapia fea de hierro negro lustroso (o cuando menos obscuro) que impide que los amigos isleteros del castillo y los demás amigos que en la isla somos veamos en su totalidad, si estamos en el parque, sus viejos muros. Nos han birlado a todos la vista de los muros y hasta la posibilidad de acercarnos a la vieja fortaleza. En esta está previsto albergar figuras de hierro del afamado y querido artista nuestro, Martín Chirino. Nosotros ignoramos que pensará el de esta tapia en la que tan solo unos resquicios (a los que hay que arrimar un ojo), entre plancha y plancha, permiten ver, en postura impropia, de arriba abajo, lo que va a ser su museo. En verdad, quisiéramos saberlo.
sábado, 15 de marzo de 2014
La tapia
Para colmo de males al Castillo de la Luz le ha crecido, al igual que a otros les crecen los enanos, una tapia. Una tapia fea de hierro negro lustroso (o cuando menos obscuro) que impide que los amigos isleteros del castillo y los demás amigos que en la isla somos veamos en su totalidad, si estamos en el parque, sus viejos muros. Nos han birlado a todos la vista de los muros y hasta la posibilidad de acercarnos a la vieja fortaleza. En esta está previsto albergar figuras de hierro del afamado y querido artista nuestro, Martín Chirino. Nosotros ignoramos que pensará el de esta tapia en la que tan solo unos resquicios (a los que hay que arrimar un ojo), entre plancha y plancha, permiten ver, en postura impropia, de arriba abajo, lo que va a ser su museo. En verdad, quisiéramos saberlo.
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