domingo, 20 de octubre de 2024

Támbaras

A su tiempo, llegan las támbaras doradas brillando con luz propia. Las hemos visto en algunas de las palmeras que están en el Paseo de Chil y nos han dado ganas, como siempre, de tirarles piedras a ver si caen para comérnoslas. Es lo que hacíamos de chicos: nos las comíamos y nos quedaba en la boca el regusto medio dulzón y medio ácido del fruto que nos parecía prohibido. Eran tiempos de gazuza y en los terrenos libres de la ciudad -todo era campo- aprovechábamos las támbaras y los exquisitos tunos indios. Y con ellos merendábamos, con támbaras, tunos y gofio; con gofio, aceite y azúcar.

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