Podría ser un sauce llorón mas no lo creemos pues nos falta el río. Nuestro árbol, sauce o no, está en el parque cercano a casa y es una preciosidad con su porte y sus ramas bien distribuidas. De éstas, de las ramas, caen hasta el suelo, cual cortina semitransparente, hojas y más hojas que cuelgan y se entremezclan. A través de la cortina, vemos las casas de enfrente. Es un regalo de la Naturaleza que tan bien se porta con Canarias y, aunque no sabemos si es un endemismo o si es un árbol autóctono lo tomamos como nuestro y quisiéramos ver otros muchos como éste en parques y jardines de la ciudad. Es una belleza sin igual y lo más probable es que aunque pase desapercibido por la gente todos los que por aquí pasean sientan su presencia, su bondad y su elegancia.
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