
Te Quiero, dice el pomposo mensaje. Y uno piensa que tan sublime declaración no debiera estar a la altura de los zapatos, pues los zapatos de los paseantes la pisan y la seguirán pisando hasta que termine desapareciendo. Es -debiera ser- un mensaje de altura: que vuele alto, que suba hasta el infinito, que se eleve hasta los cielos para que con el lleve por toda la eternidad la solemne promesa de amor de la enamorada o del enamorado.
Tienes razón, Ángel, pero por efímera que sea la pintada en el suelo, más lo sería una banderola colgada al aire. En todo caso, basta que lo sienta en el corazón.
ResponderEliminarUn abrazo.