La flor de la palmera
La palmera que hemos visto en una calle de la ciudad es pequeña pero no chiquitina. A algo más del tamaño de un hombre está su copa y, entre sus ramas hemos visto una flor blanca, tirando a amarillenta, como de algodón. Quizá es un plumero, pensamos. Lo cierto es, y en ello estamos seguros, que no era un racimo de támbaras hermosas que es lo que podemos ver en las palmeras cuando les llega su tiempo. Támbaras en racimos, colgando... Nos parecía más bien esta vez una de esas chuches de azúcar que unido a un palo venden en los puestos de las fiestas pueblerinas y en las fiestas populares de la ciudad. Y viendo a la flor tan bonita nos hemos acordado de aquella canción que canta, con letra tan emotiva, a la flor de la canela...
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