Los perritos
Los perritos, que eran dos, iban tan contentos ellos por la calle de Triana sujetos por sendas correas que en su mano llevaba una señora. Como suele acontecer, a uno de los canes (simpáticos y correlones) le llegó la necesidad de hacer pis y más correlón se puso por ello que llegó a parecer dislocado. Así enfiló el chucho hacia una papelera de las que en la calle hay, al parecer para él conocida, y levantando la pata arrugó el jocico, o lo que fuera. Su cara de satisfacción seguramente era para fotografía de concurso. Su dueña, sin inmutarse, sacó del bolso una botella y casi sin mirar lanzó unos chorros de agua a la papelera. Luego, ellos, todos, siguieron su camino.
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