Los adornos navideños no se libraron de la batalla contra la crisis. Nos referimos a los adornos que el Ayuntamiento ha colocado en años anteriores en calles y plazas del centro para que los ciudadanos nos acordáramos que debíamos festejar la Navidad. A nosotros, aquellos adornos, que el primer año en que estuvieron colgados por aquí y por allá nos llenaron de contento, en los años siguientes nos llenaban de magua cuando no de tristeza: fueron durante años los mismos del año anterior. Repetidos y algo más ajados nos recordaban que estábamos en crisis. Y entonces, ya no nos sabían igual los turrones y los polvorones, que llegaban a ser amargos, y tampoco nos entraban las ganas necesarias para pasarlo bien el Fin de Año.
Las cosas han cambiado para mejor -nos dicen- y en este año los adornos son distintos. Al menos, los que hemos visto en la calle Mayor de Triana. Distintos y claros. Llenos de buenas perspectivas. Seguro que los dulces de estas Navidades nos vuelven a resultar dulcitos, dulcitos.
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