viernes, 9 de noviembre de 2018
Escondidas
Están escondidas. Son varias, y con un poco de suerte podemos verlas, de refilón, cuando vamos en la guagua por los pasos soterrados de la Avenida Marítima. Dos están en la confluencia con la calle Luis Morote -bajo la marquesina, casi- allí por donde los cruceristas entran en nuestra ciudad y regresan a sus barcos. Seguramente ni se enteran ellos, los pobres, de estas semipreciosidades. ¡Cómo que tampoco nos enteramos nosotros! Pero ahí están en el punto de mira de alguien inquisidor que quiera saber que escondemos en los sótanos de nuestras infraestructuras. En el caso que nos ocupa, hemos visto un cuadro de barcos (mas bien sus siluetas) en el muelle, y otro cuadro con un hombre que lleva encima el peso de una mochila. ¿O será más bien el peso de nuestros pecados colectivos?
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