Las palomas
Estaban en la Avenida de Las Canteras hablando de sus secretos y contándose alegrías y penas. Nos cautivó su charla en arrullos y nos quedamos un rato observándolas. Iban de aquí para allá, a pasitos cortos, y raro era que no tropezaran con ellas los paseantes. Ellas, ufanas, ni se preocupaban, pues la Avenida era suya. Danzaban en lugar de caminar y su danza nos recordaba a las divas de un ballet: divertidas y livianas. Al rato nos fuimos y las dejamos con su felicidad. Quisimos ser ellas.
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