El encargo
Recibió un honrado albañil el encargo de arreglar una pared en la que había aparecido una grieta que casi ni se veía. Puso el hombre manos a la obra con tanto cariño que le quedó -una vez arreglado el mal- un cuadro hiperrealista demostrando con éste ser poseedor de una maestría perfecta y tener perfecto conocimiento de la técnica del aguafuerte. (Agua, cemento y arena). Tal lo vimos y tal lo contamos y así lo mostramos. Porque el arte del buen albañil bien que lo vale y el artista bien que lo merece. Artista de lo cotidiano para quien debiera existir, creemos, un premio extraordinario como los que se estilan para otros ciudadanos encumbrados.
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