En la puerta de la calle Mayor de Triana, por donde está la ermita de San Telmo, hemos visto un oso. Un lindo oso como los de peluches dando alegrías a niños y a mayores. Junto a él hemos visto a muchos niños y a sus padres esperando el turno correspondiente para hacerse fotografías propias del momento. Los mayores necesitarán las fotos para recordar, más no así los niños, pensamos: los niños no. Los niños llevarán al osito en sus corazones y tendrán en ellos el recuerdo de una Navidad en que el oso, iluminado, estuvo en sus vidas. El oso, mientras tanto, cantaba Noche de Paz.
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